Desolados se encuentran los patios de Ferrocarril Mexicano (Ferromex), un panorama muy distinto al que se vivió en la última semana, donde miles de personas en situación de movilidad llegaron en el ferrocarril con la intención de cruzar a la frontera con Estados Unidos de Norteamérica.
A partir del mes de agosto la migración se incrementó de manera sustancial en la ciudad de Chihuahua, de acuerdo con las organizaciones de ayuda humanitaria como son la Casa del Migrantes San Agustín y Uno de Siete Migrando.
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Las caravanas de personas en situación de movilidad varían en cantidad y nacionalidad, pero principalmente son venezolanos, hondureños, ecuatorianos, salvadoreños, nicaragüenses y mexicanos, en su mayoría, del sur del país, sobre todo de Michoacán, estos últimos son parte de la migración interna que se registra a causa de la violencia exacerbada y a la impunidad que existe, la cual no les permite seguir viviendo en su hogar.
La crisis migrante se se agravó tras la decisión de parar las corridas del tren, dejando varadas a las personas en diversos puntos del país.
En Chihuahua lo detuvieron a la altura del poblado de Tomás García, por lo que muchos migrantes tuvieron que caminar para retomar su viaje.
En los últimos días, las vías ferroviarias se vieron abarrotadas por miles de personas que viajaban en el tren, quienes fueron obligados a bajar y buscar otras alternativas de transporte. Muchos otros, niños, mujeres y hombres se agolparon en las instalaciones de Ferromex, donde recibieron asistencia humanitaria por parte de ciudadanos solidarios, quienes no daban abasto para calmar el hambre de las personas, quienes solo buscan mejorar su condición de vida.
A la fecha, no hay políticas públicas, municipales o estatales para atender la situación.
Este domingo, a temprana hora, solo se contabilizaban ocho migrantes, quienes afirman estarán en la ciudad unos días y luego buscarán irse a la frontera. Desean descansar, porque el trayecto ha sido sumamente pesado. Han dejado sus fuerzas, su dinero y casi su vida. Su meta es llegar a Ciudad Juárez.
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En las vías solo quedan los rastros de la migración, algo de ropa vieja que pudieron cambiar gracias a la solidaridad de los ciudadanos.
Los empleados de Ferromex señalaron que la migración no cesa, pues en la frontera sur el acceso lo hacen sin problema, ante ello, no se descarta que pueda registrarse una nueva oleada.
Publicado en El Heraldo de Chihuahua