PARÍS, Francia.- En un mensaje destinado a mostrar su poder militar, el presidente Vladimir Putin reactivó la guerra de las galaxias de Ronald Reagan y el fantasma de un conflicto nuclear, al anunciar que Rusia posee un nuevo cohete balístico intercontinental, definido como “invencible”, capaz de perforar el escudo antimisiles de los países occidentales.
“Rusia sigue teniendo el mayor arsenal nuclear del mundo y nadie quiere escucharnos. ¡Escúchennos ahora!”, clamó, al enumerar los últimos desarrollos tecnológicos rusos en materia de armamentos.
El nuevo cohete, dotado de dos cabezas nucleares, es capaz de realizar misiones “furtivas” a “velocidad hipersónica” y con un radio de acción “ilimitado”, indicó sin proporcionar otros detalles técnicos, aseguró Putin durante su discurso anual ante las dos cámaras de la Asamblea Federal.
“Dado que su alcance es ilimitado, puede operar tanto tiempo como sea necesario”, comentó. El nuevo misil, denominado Kinzhal (daga) “será prácticamente invulnerable”, advirtió.
Para acentuar el efecto de su anuncio exhibió una videografía que simula el vuelo del nuevo misil balístico intercontinental (ICBM).
También reveló que Rusia posee un sistema de defensa antimisiles, un dron submarino de propulsión nuclear e incluso un arma laser “sobre la cual es prematuro proporcionar detalles”.
Las fuerzas armadas incorporaron más de 300 nuevos modelos de armas: “El equipamiento militar se multiplicó por 3.7 desde 2012”, afirmó. Como ejemplo, indicó que las fuerzas nucleares estratégicas recibieron 80 nuevos misiles balísticos.
El discurso de Putin fue interpretado por los expertos como una respuesta a la carrera armamentista lanzada por el presidente Donald Trump. Los dos puntos clave de esa escalada fueron la adopción de una nueva doctrina estratégica -que señala a Rusia como una de las principales amenazas para la seguridad de Estados Unidos- y la Nueva Estrategia sobre Armamento Nuclear (Nuclear Posture Review), definida el 2 de febrero por el Departamento de Defensa, que aspira a renovar el arsenal estratégico norteamericano, aunque “sin incrementarlo”. El analista político ruso Gleb O. Pavlovsky estimó que la doble exposición de objetivos económicos y exhibición de poder militar se puede interpretar como una “declaración abierta de guerra mundial”.