EL PASO, Texas. La próxima elección de presidente en Estados Unidos, a realizarse en noviembre, puede desatar una nueva ola de migrantes ante la expectativa del endurecimiento de políticas que compliquen, aún más, los cruces de migrantes por la frontera sur de ese país, coincidieron autoridades locales y asociaciones civiles.
Mario D’Agostino, subdirector municipal de Seguridad y Salud Públicas en El Paso, comentó que históricamente se ha visto un pico de migrantes tras un periodo electoral o de cambio de gobierno y espera que este año no sea la excepción.
Subrayó que dicho fenómeno tiene que ver con los cambios de políticas migratorias más severas, incluso recordó que entre 2018 y 2019, con las medidas tomadas por la administración de Donald Trump, entre ellas el que todas las personas que cruzaran la frontera de manera ilegal serían procesadas penalmente y la separación de familias, se disparó el número de migrantes.
Datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) señalan que las detenciones de migrantes en toda la frontera con México crecieron en 2018 y 2019 a tasas anuales de 29.6 y 68 por ciento, respectivamente.
D’Agostino dijo que, como sucedió anteriormente, los migrantes buscarán entrar a territorio estadounidense antes de que se endurezcan las reglas.
“Las elecciones van a marcar qué va a pasar (…) Si anticipo que, por temores de personas que quieren cruzar, una oleada cerca de la temporada de elecciones, como lo que ocurrió con Título 42 que cada que ponían una fecha de pérdida de vigor de éste veíamos un pico descontrolado de migración en la frontera con México. Estas elecciones van a traer esa situación para los migrantes de ‘qué tal si tengo que cruzar ya’”, comentó.
El Título 42 fue una restricción fronteriza para evitar la propagación del Covid-19, implementada desde marzo de 2020 y mayo del año pasado mediante la cual Estados Unidos expulsó hacia México y otros países a migrantes a personas que ingresaban por vía terrestre.
El funcionario recordó que en los picos más altos de crisis migratoria se han registrado en El Paso hasta mil 700 cruces de migrantes diarios, una situación que podría repetirse este año.
Para Dylan Corbett, director ejecutivo del Instituto Fronterizo Esperanza, es un tema que no se va a detener, por más que se invierta en ello, debido a que, dijo, falta una estrategia nacional.
“Tenemos miles de agentes, tecnología, drones, tenemos toda la infraestructura para frenar la migración y lo que hemos aprendido es que, a pesar de todo eso, siguen llegando los migrantes. Aún con la muerte y la separación de familias, la gente sigue cruzando, no vamos a parar la migración”, comentó.
Aún con la muerte y la separación de familias, la gente sigue cruzando
El directivo subrayó que el tema de la migración se ha politizado y que cada estado del sur de la Unión Americana ha tomado las medidas y la política que más les ha convenido, pero que hace falta una estrategia nacional para abordar el fenómeno.
“En realidad los Estados Unidos no tiene una estrategia para la migración, tienen posturas de acoger o rechazar a los migrantes, pero no hay una estrategia (…) En McAllen se basan en las políticas de Washington, pero en San Diego se ve otra realidad, y en Arizona los tratan de otra manera, se está politizando el tema y los estados toman la iniciativa por motivos políticos, hay un vacío ahí”, consideró Corbett.
Añadió que en caso de que el candidato republicano Donald Trump gané la elección de noviembre próximo motivará nuevas políticas porque el mensaje contra los migrantes es de miedo y xenofobia.
Reversión de tendencia
Los cruces de migrantes latinoamericanos a Estados Unidos a través de El Paso han disminuido considerablemente en las últimas semanas a raíz de una orden ejecutiva que firmó el presidente Joe Biden a inicios de junio.
Dicha orden establece que quienes crucen de manera ilegal la frontera no podrán ser elegibles para solicitar asilo y serán sujetos a la deportación acelerada, entre otras medidas.
Esta medida ha disminuido los cruces de migrantes de más de mil en promedio diarios registrados en diciembre a cerca de 350 diariamente en lo que va de julio, según datos de la CBP.
La caída en los cruces es notoria también en los albergues de El Paso, como el del Instituto Fronterizo Esparza o la Casa del Sagrado Corazón, que tienen capacidad para 150 y 120 personas, respectivamente, pero que en las últimas semanas han estado a la mitad.
Michael DeBruhl, director de la Casa del Sagrado Corazón, dijo a El Sol de México que hace seis semanas este lugar estaba en su máxima capacidad pero que ha bajado bastante desde que se firmó la orden ejecutiva.
Los espacios para acoger a quienes cruzan de forma ilegal lucen semivacíos, aunque las personas a cargo dicen que esto es variable y que esperan que vuelvan a tener picos hacia finales de este año.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentará el gobierno de Estados Unidos si aumentan los cruces ilegales es la falta de personal para atender el fenómeno.
El subdirector municipal de Seguridad y Salud Públicas en El Paso dijo que hay un déficit de personal en esa región para vigilar la frontera, realizar detenciones y atender a los migrantes.
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El funcionario texano habló de cerca de mil personas que son las que faltan para realizar este tipo de tareas, de las cuales entre 300 y 500 son agentes fronterizos.
D’Agostino contó que en El Paso se han destinado 25 millones de dólares para atender la migración, y hasta 400 mil dólares diarios en temporadas con picos de cruces ilegales, pero que los fondos resultan insuficientes ante un fenómeno que va al alza.