/ viernes 11 de febrero de 2022

Pacientes tratados con ivermectina no tendrán reacciones adversas

Tranquiliza a pacientes que la recibieron para combatir el Covid-19, pues no les va a pasar nada, dice el rector

MONTERREY. Las personas que recibieron un tratamiento de ivermectina para tratar Covid-19 y no tuvieron reacciones adversas al momento no tienen de qué preocuparse, asegura Guillermo Torre, rector de Tec Salud.

“Puede haber en forma inmediata, a nivel del sistema nervioso central, dolores y molestias, pero una vez que pasa, quien tomó ivermectina no tiene que estar preocupado de que le va a pasar algo el año que entra, no. También sería crear más estrés donde no existe”, señala el especialista en entrevista con El Sol de México en el campus central del Tec de Monterrey.

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Torre explica que “quien no tuvo una reacción asociada en el momento de la ingesta no tiene ivermectina circulante, no pasa nada”.

El año pasado, el Gobierno de la Ciudad de México repartió kits médicos a más de 50 mil personas que dieron positivo a la enfermedad de la pandemia. Los kits contenían azitromicina, ivermectina y ácido acetilsalicílico, fármacos que ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) recomiendan para tratar Covid.

Funcionarios del gobierno capitalino realizaron un “análisis observacional” para evaluar si dicha política pública tuvo un impacto en las probabilidades de que los pacientes fueran hospitalizados. Los resultados fueron publicados en el servidor de ensayos en línea sobre ciencias sociales SocArXiv, pero luego fueron retirados de la plataforma.

Philip N. Cohen, director y fundador de SocArXiv, argumentó su decisión al considerar que el artículo era potencialmente dañino y poco ético.

Sobre el tema, Guillermo Torre considera que el fondo del debate tiene que ver con la administración masiva, a gran escala, a la población de un fármaco cuando la evidencia no era tan evidente. “No me parece que era la decisión más correcta, yo no hubiera hecho eso”, añade.

Indica que el debate es legítimo “porque el mismo Gobierno federal dijo que la ivermectina no era recomendable”.

El médico con especialidad en cardiología ha sido crítico del manejo de la pandemia en México y es uno de los líderes de programas de apoyo, desde el Tec de Monterrey, a los médicos mexicanos que han trabajado en la primera línea de atención.

A poco de que se cumplan dos años de la pandemia, prefiere no calificar la respuesta del Gobierno federal y del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, pero contundente afirma: “pudo ser mejorable”.

Prefiere plantear lo que él habría realizado. “Hubiera tenido más apertura, mayor comunicación con otros expertos; hubiera abierto caminos de discusión y no solamente pretendería tener toda la razón en una forma bastante hegemónica.

“No hubiera centralizado tanto las decisiones como lo hizo el Gobierno. Yo sí lo hubiera hecho distinto. Ahora, eso (sería) mejor o peor, es difícil saberlo, pero definitivamente yo hubiera tomado decisiones distintas”.

COLABORAR PARA COMBATIR OBESIDAD

En otros temas, Torre está convencido de la colaboración pública y privada para solucionar los grandes problemas de salud de México.

Una muestra de que el sector privado busca contribuir con alternativas es la creación del Instituto de Investigación de la Obesidad en el seno del Tec de Monterrey.

Después de que tres gobiernos federales impulsaron acciones para combatir el sobrepeso y la obesidad, Torre afirma que no han dado resultados, lo que muestra que no se puede resolver el problema con una estrategia única. Se tiene que abordar desde la parte educativa, de salud, con políticas públicas y educación a los padres.

Ahora la propuesta es combatir el problema desde una plataforma académica multidisciplinaria.

A través de cinco unidades, el Instituto de Investigación de la Obesidad busca sugerir acciones de innovación para el cambio cultural, de nutrición y de ejercicio respecto de la genética del mexicano. Para ello cuentan con un grupo de 30 científicos, la mayoría incluidos en el Sistema Nacional de Investigadores, que incluso obligó al Tec a reestructurar sus áreas de investigación para dedicar mayores esfuerzos a este instituto.

Señala que la determinación del Conacyt para retirar el apoyo a los científicos del SNI en escuelas particulares, sí afecta en el tema económico, “pero más que el daño económico, continúa generando un abismo más grande en la colaboración público-privado. Es más dañino el mensaje disruptivo, el mensaje de quiebre entre el sector público y privado que el impacto negativo económico”.

“(Lo que) más mortifica es eso, una política, una filosofía que asume que en el sector privado el único interés que existe es el del negocio y de abuso. No puedo decir que no exista en el humano, a lo mejor en todos sus ámbitos independientemente de quién le pague, pero conozco mucha gente en muchas universidades públicas y privadas que tienen un espíritu de ayuda a México y no tienen el interés de abusar a los demás. El tomar arbitrariamente una decisión pensando que el sector privado está nada más como un factor nocivo al pueblo de México es un error y es lo que me molesta”.

El otro punto importante es pensar que la educación privada no es de buena calidad.

Planteó que desde ese sector expresan su opinión y se respeta lo que el gobierno decida, pero “no estoy de acuerdo. Creo que hace daño la política de separar y dividir, de crear barreras”.



TE RECOMENDAMOS EL PODCAST ⬇️

Disponible en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music

MONTERREY. Las personas que recibieron un tratamiento de ivermectina para tratar Covid-19 y no tuvieron reacciones adversas al momento no tienen de qué preocuparse, asegura Guillermo Torre, rector de Tec Salud.

“Puede haber en forma inmediata, a nivel del sistema nervioso central, dolores y molestias, pero una vez que pasa, quien tomó ivermectina no tiene que estar preocupado de que le va a pasar algo el año que entra, no. También sería crear más estrés donde no existe”, señala el especialista en entrevista con El Sol de México en el campus central del Tec de Monterrey.

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Torre explica que “quien no tuvo una reacción asociada en el momento de la ingesta no tiene ivermectina circulante, no pasa nada”.

El año pasado, el Gobierno de la Ciudad de México repartió kits médicos a más de 50 mil personas que dieron positivo a la enfermedad de la pandemia. Los kits contenían azitromicina, ivermectina y ácido acetilsalicílico, fármacos que ni la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) recomiendan para tratar Covid.

Funcionarios del gobierno capitalino realizaron un “análisis observacional” para evaluar si dicha política pública tuvo un impacto en las probabilidades de que los pacientes fueran hospitalizados. Los resultados fueron publicados en el servidor de ensayos en línea sobre ciencias sociales SocArXiv, pero luego fueron retirados de la plataforma.

Philip N. Cohen, director y fundador de SocArXiv, argumentó su decisión al considerar que el artículo era potencialmente dañino y poco ético.

Sobre el tema, Guillermo Torre considera que el fondo del debate tiene que ver con la administración masiva, a gran escala, a la población de un fármaco cuando la evidencia no era tan evidente. “No me parece que era la decisión más correcta, yo no hubiera hecho eso”, añade.

Indica que el debate es legítimo “porque el mismo Gobierno federal dijo que la ivermectina no era recomendable”.

El médico con especialidad en cardiología ha sido crítico del manejo de la pandemia en México y es uno de los líderes de programas de apoyo, desde el Tec de Monterrey, a los médicos mexicanos que han trabajado en la primera línea de atención.

A poco de que se cumplan dos años de la pandemia, prefiere no calificar la respuesta del Gobierno federal y del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, pero contundente afirma: “pudo ser mejorable”.

Prefiere plantear lo que él habría realizado. “Hubiera tenido más apertura, mayor comunicación con otros expertos; hubiera abierto caminos de discusión y no solamente pretendería tener toda la razón en una forma bastante hegemónica.

“No hubiera centralizado tanto las decisiones como lo hizo el Gobierno. Yo sí lo hubiera hecho distinto. Ahora, eso (sería) mejor o peor, es difícil saberlo, pero definitivamente yo hubiera tomado decisiones distintas”.

COLABORAR PARA COMBATIR OBESIDAD

En otros temas, Torre está convencido de la colaboración pública y privada para solucionar los grandes problemas de salud de México.

Una muestra de que el sector privado busca contribuir con alternativas es la creación del Instituto de Investigación de la Obesidad en el seno del Tec de Monterrey.

Después de que tres gobiernos federales impulsaron acciones para combatir el sobrepeso y la obesidad, Torre afirma que no han dado resultados, lo que muestra que no se puede resolver el problema con una estrategia única. Se tiene que abordar desde la parte educativa, de salud, con políticas públicas y educación a los padres.

Ahora la propuesta es combatir el problema desde una plataforma académica multidisciplinaria.

A través de cinco unidades, el Instituto de Investigación de la Obesidad busca sugerir acciones de innovación para el cambio cultural, de nutrición y de ejercicio respecto de la genética del mexicano. Para ello cuentan con un grupo de 30 científicos, la mayoría incluidos en el Sistema Nacional de Investigadores, que incluso obligó al Tec a reestructurar sus áreas de investigación para dedicar mayores esfuerzos a este instituto.

Señala que la determinación del Conacyt para retirar el apoyo a los científicos del SNI en escuelas particulares, sí afecta en el tema económico, “pero más que el daño económico, continúa generando un abismo más grande en la colaboración público-privado. Es más dañino el mensaje disruptivo, el mensaje de quiebre entre el sector público y privado que el impacto negativo económico”.

“(Lo que) más mortifica es eso, una política, una filosofía que asume que en el sector privado el único interés que existe es el del negocio y de abuso. No puedo decir que no exista en el humano, a lo mejor en todos sus ámbitos independientemente de quién le pague, pero conozco mucha gente en muchas universidades públicas y privadas que tienen un espíritu de ayuda a México y no tienen el interés de abusar a los demás. El tomar arbitrariamente una decisión pensando que el sector privado está nada más como un factor nocivo al pueblo de México es un error y es lo que me molesta”.

El otro punto importante es pensar que la educación privada no es de buena calidad.

Planteó que desde ese sector expresan su opinión y se respeta lo que el gobierno decida, pero “no estoy de acuerdo. Creo que hace daño la política de separar y dividir, de crear barreras”.



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