/ domingo 28 de abril de 2019

La UAM lleva 86 días en la incertidumbre

Pese a las negociaciones, autoridades universitarias aseguran que no pueden ofrecer más recursos porque está en juego el presupuesto de la universidad

Hace casi tres meses, un viernes 1 de febrero a las 23:00 horas trabajadores administrativos y docentes agremiados en el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) iniciaron la huelga en el marco de las negociaciones con las autoridades universitarias, para la revisión salarial y contractual que efectuaban patrón y trabajadores.

Ese último viernes fue un día normal, recuerda el profesor-investigador Salvador Cruz Jiménez, del departamento de física de la Unidad Iztapalapa.

"Estábamos en la semana dos de clases. Tenía un grupo de 60 alumnos de primer ingreso del área de las Ciencias Biológicas y de la Salud, a los que se les impartía un curso elemental de mecánica.


"Cuando se acercó el estallamiento de la huelga, ninguno de los profesores y estudiantes se imaginó lo que iba a ocurrir.

No había ningún indicio. En otros años, próximos a la fecha límite de la negociación, los trabajadores hacían un gran escándalo y demostración en la explanada de la unidad, y en esta ocasión no hubo nada", cuenta Cruz Jiménez, profesor-investigador con 28 años de antigüedad en esa casa de estudios.

Por la noche y a punto de dormir, el docente de 70 años vio las noticias en la televisión. "Fue sorprendente, ahí me enteré que había arrancado la huelga".

Como desde hace 86 días, el conflicto entre las autoridades universitarias y el sindicato está trabado en dos principales puntos: el SITUAM busca un incremento salarial mayor al 3.35 por ciento para todo el personal administrativo. Además busca atribuciones en el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) para frenar el desplazamiento y crecimiento de trabajadores de confianza, una figura enraizada en la cláusula 41 del CCT y cuya principal característica es la de ser designada de manera arbitraria para desempeñar altas funciones como dirigir la Tesorería General, jefaturas de departamento académico y hasta secretarios particulares.

Sin embargo, a casi tres meses de paro, las 20 mesas de negociación han resultado fallidas. En los encuentros en los que se encaran el secretario General, José Antonio De los Reyes Heredia, el abogado General, Juan Rodrigo Serrano Vásquez, el secretario general del sindicato, Jorge Dorantes Silva y su comité de negociación, las coincidencias siguen trabadas.

Kevin Ismael Juárez Amador, alumno de tercer trimestre de la carrera Derecho, de la unidad Azcapotzalco, cuenta: "A mí me llegó la noticia de la huelga por Facebook. Muchos empezamos a preguntar a nuestros consejeros, maestros o entre nosotros qué estaba pasando… la respuesta es que nosotros no teníamos ninguna vela en el entierro.

"La verdad sí estaba confiado en que iba a regresar a la universidad pronto y esa es la idea que compartíamos entre compañeros. Hasta bromeábamos con una quiniela de qué día se iba a levantar la huelga. Luego pasaron dos semanas y nada… siguió avanzando", cuenta Kevin.

CONSECUENCIAS

El conflicto laboral arrastró con todos: maestros, trabajadores administrativos (sindicalizados o no), y alumnos, quienes lamentan las consecuencias del problema.

El descontento generalizado es el sentimiento de incertidumbre.

Ricardo Artemio Chávez Mesa es un docente de medio tiempo, sindicalizado, con tres años impartiendo módulos como de Economía y talleres de Microenonomía en la unidad Xochimilco. Delgado, de 1.70 metros de altura, porta una gorra con el símbolo bordado de la universidad, de la que dice, está orgulloso.

Cuenta que en estos más de 80 días, no ha recibido los siete mil quinientos pesos que a la quincena gana frente a clase. Hasta hoy, ha sorteado los días de huelga con sus ahorros, administrando “sesudamente” el ingreso y haciendo movimientos financieros.

"Afortunadamente mi compañera tiene sus ingresos propios. Pero ya estamos en el límite, yo creo que ya vamos a tener que pensar en mecanismos de financiamiento, como un crédito", afirma Ricardo.

Asegura que en este tiempo ha recibido oportunidades laborales, pero las ha rechazado porque no sabe en qué momento regresarán a clases normales "Participé en un curso exprés y sabatino porque sabía que no iba a afectar si regresábamos a labores, pero ya otro tipo de trabajo que implique más compromiso no sería correcto. Es parte de la incertidumbre, no nos permite tomar decisiones más claras", explica el profesor.


Salvador también bromea y asegura que a diferencia de sus colegas de ciencias duras, dijo que ha podido avanzar en sus artículos de investigación. " Incluso durante este proceso me aceptaron la publicación de un artículo en una revista en el extranjero, la International Journal of Technology and Educational Innovation , un artículo sobre la propiedad intelectual para el caso de vehículos eléctricos".

Para Kevin Juárez Amador, uno de los 58 mil 600 alumnos uamitas, el panorama no es tan distinto. Desde ese primero de febrero, el estudiante de Derecho no recibe la beca de manutención de 700 pesos que le ayudan a sortear su gastos personales y la de su bebé Julieta de nueve meses, aunque recibe ayuda de sus dos padres, con quienes comparte el techo.

"Mis papás me dicen que ya me ponga a hacer algo o que busque otra universidad, que si hay necesidad de pagar una universidad la pagamos... No hemos podido hacer nada porque es muy incierto: el SITUAM amenaza de repente con que extiende la huelga un mes más y a los dos minutos sale a decir que se va a acabar en la próxima negociación. Es muy incierto, ni siquiera para poder meterte a trabajar", expresa el estudiante de Derecho.

CONGELAN LAS CLASES

Al término de la huelga, deberán buscar que el Colegio Académico reprograme el Calendario Escolar 2018-2019, cuidando que se respeten los tres trimestres ya establecidos y que se impartan al menos 51 días de clase para cada uno, apresurando para ello las clases.

"No vamos a tener vacaciones y se van a acelerar mucho la carga académica", se queja Kevin.

El pasado viernes se llevó a cabo la vigésima mesa de negociación en la sede de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.

El encuentro, apenas llegó a los 40 minutos de duración.

Tanto el SITUAM como las autoridades insistieron en sus posturas. La UAM dice que no puede ofrecer más porque está en juego la seguridad presupuestal de la casa de estudios. El sindicato insiste en rebasar el tope de 3.35 por ciento, como un reclamo del rezago salarial de más de 11 años.

POLARIZACIÓN UNIVERSITARIA

Kevin entiende la primera huelga que le toca vivir como una falta de capacidad de parte de la universidad de conciliar con su sindicato, y a su vez acusa al SITUAM de no entender que lo que está pidiendo es imposible.

"Pedir un 20 por ciento (de incremento al salario) es imposible porque como tal la universidad no tiene los recursos suficientes para otogarlo… además ellos estallan una huelga pidiendo una cosa y ya han metido otras, como que si se bajan lo salarios los altos funcionarios, que si están bien o no repartido el presupuesto…

Esta huelga la han agarrado de pretexto para grillar muchos puntos de la universidad", agrega.


El profesor Salvador Cruz Jiménez, se vale de sus conocimientos aritméticos para marcar su postura que además de coincidir con la de Kevin, concuerda con los argumentos esgrimidos por el cuerpo de rectoría de la UAM.

"La lógica indica que no hay más argumentos razonables por los cuales continuar la huelga. Es irreal e imposible el incremento salarial y de tabulador que exigen, porque los fondos que recibe la universidad son fijos e insuficientes y aquí la matemática es lo que manda: si la universidad no puede dar más arriba de lo que está ofreciendo es porque se ha estudiado el impacto que puede tener incrementar un punto porcentual arriba.

Los altos mandos han dicho que se puede revisar los altos bonos y prestaciones que reciben, pero una vez que esté abierta la universidad, en el Colegio Académico.

Mi llamado a terminar con la huelga sería principalmente al SITUAM… la universidad no puede rebasar esos topes que son netamente presupuestales, no es capricho de nadie, son los números", reflexiona Cruz Jiménez.

Para Artemio Chávez Mesa el problema reside en la falta de ofertas de parte de la UAM, porque el incremento salarial y al tabulador es la misma que han presentado desde la primera mesa de negociación, el 4 de febrero, además de que en su promesa de mejora salarial y de disminución de prestaciones de altos mandos no han fijado procedimiento claros para ser tomados más allá de promesas.

También acusa a la UAM de haber lanzado una campaña mediática en contra del sindicato diciendo que es inflexible.

"Sí es viable una solución económica, ya se demostró que si se le quitan una fracción de los sobre- sueldos de los altos funcionarios, es posible hacer otra propuesta.


Si el pretexto era que tenían una orden de SHCP de no aumentar un tope salarial, existían mecanismos como el vale de despensa, el ofrecimiento de un bono. Es decir, no comprendemos por qué no cambian si hay caminos.

La respuesta de las autoridades de insistir en que es un máximo esfuerzo es grosera porque en 80 días ese máximo es lo mismo. La sociedad debe entender que lo que se está defendiendo es un mecanismo para evitar la precarización laboral, que es una tendencia nacional. Los trabajos cada vez se vuelven más precarios, salarios más bajos, jornadas más largas e intensas", asevera el profesor sindicalizado de la universidad.

En lo que sí coinciden todos los consultados es que debe continuar el diálogo y que se debe impedir una fractura dentro de la comunidad.

Hace casi tres meses, un viernes 1 de febrero a las 23:00 horas trabajadores administrativos y docentes agremiados en el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) iniciaron la huelga en el marco de las negociaciones con las autoridades universitarias, para la revisión salarial y contractual que efectuaban patrón y trabajadores.

Ese último viernes fue un día normal, recuerda el profesor-investigador Salvador Cruz Jiménez, del departamento de física de la Unidad Iztapalapa.

"Estábamos en la semana dos de clases. Tenía un grupo de 60 alumnos de primer ingreso del área de las Ciencias Biológicas y de la Salud, a los que se les impartía un curso elemental de mecánica.


"Cuando se acercó el estallamiento de la huelga, ninguno de los profesores y estudiantes se imaginó lo que iba a ocurrir.

No había ningún indicio. En otros años, próximos a la fecha límite de la negociación, los trabajadores hacían un gran escándalo y demostración en la explanada de la unidad, y en esta ocasión no hubo nada", cuenta Cruz Jiménez, profesor-investigador con 28 años de antigüedad en esa casa de estudios.

Por la noche y a punto de dormir, el docente de 70 años vio las noticias en la televisión. "Fue sorprendente, ahí me enteré que había arrancado la huelga".

Como desde hace 86 días, el conflicto entre las autoridades universitarias y el sindicato está trabado en dos principales puntos: el SITUAM busca un incremento salarial mayor al 3.35 por ciento para todo el personal administrativo. Además busca atribuciones en el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) para frenar el desplazamiento y crecimiento de trabajadores de confianza, una figura enraizada en la cláusula 41 del CCT y cuya principal característica es la de ser designada de manera arbitraria para desempeñar altas funciones como dirigir la Tesorería General, jefaturas de departamento académico y hasta secretarios particulares.

Sin embargo, a casi tres meses de paro, las 20 mesas de negociación han resultado fallidas. En los encuentros en los que se encaran el secretario General, José Antonio De los Reyes Heredia, el abogado General, Juan Rodrigo Serrano Vásquez, el secretario general del sindicato, Jorge Dorantes Silva y su comité de negociación, las coincidencias siguen trabadas.

Kevin Ismael Juárez Amador, alumno de tercer trimestre de la carrera Derecho, de la unidad Azcapotzalco, cuenta: "A mí me llegó la noticia de la huelga por Facebook. Muchos empezamos a preguntar a nuestros consejeros, maestros o entre nosotros qué estaba pasando… la respuesta es que nosotros no teníamos ninguna vela en el entierro.

"La verdad sí estaba confiado en que iba a regresar a la universidad pronto y esa es la idea que compartíamos entre compañeros. Hasta bromeábamos con una quiniela de qué día se iba a levantar la huelga. Luego pasaron dos semanas y nada… siguió avanzando", cuenta Kevin.

CONSECUENCIAS

El conflicto laboral arrastró con todos: maestros, trabajadores administrativos (sindicalizados o no), y alumnos, quienes lamentan las consecuencias del problema.

El descontento generalizado es el sentimiento de incertidumbre.

Ricardo Artemio Chávez Mesa es un docente de medio tiempo, sindicalizado, con tres años impartiendo módulos como de Economía y talleres de Microenonomía en la unidad Xochimilco. Delgado, de 1.70 metros de altura, porta una gorra con el símbolo bordado de la universidad, de la que dice, está orgulloso.

Cuenta que en estos más de 80 días, no ha recibido los siete mil quinientos pesos que a la quincena gana frente a clase. Hasta hoy, ha sorteado los días de huelga con sus ahorros, administrando “sesudamente” el ingreso y haciendo movimientos financieros.

"Afortunadamente mi compañera tiene sus ingresos propios. Pero ya estamos en el límite, yo creo que ya vamos a tener que pensar en mecanismos de financiamiento, como un crédito", afirma Ricardo.

Asegura que en este tiempo ha recibido oportunidades laborales, pero las ha rechazado porque no sabe en qué momento regresarán a clases normales "Participé en un curso exprés y sabatino porque sabía que no iba a afectar si regresábamos a labores, pero ya otro tipo de trabajo que implique más compromiso no sería correcto. Es parte de la incertidumbre, no nos permite tomar decisiones más claras", explica el profesor.


Salvador también bromea y asegura que a diferencia de sus colegas de ciencias duras, dijo que ha podido avanzar en sus artículos de investigación. " Incluso durante este proceso me aceptaron la publicación de un artículo en una revista en el extranjero, la International Journal of Technology and Educational Innovation , un artículo sobre la propiedad intelectual para el caso de vehículos eléctricos".

Para Kevin Juárez Amador, uno de los 58 mil 600 alumnos uamitas, el panorama no es tan distinto. Desde ese primero de febrero, el estudiante de Derecho no recibe la beca de manutención de 700 pesos que le ayudan a sortear su gastos personales y la de su bebé Julieta de nueve meses, aunque recibe ayuda de sus dos padres, con quienes comparte el techo.

"Mis papás me dicen que ya me ponga a hacer algo o que busque otra universidad, que si hay necesidad de pagar una universidad la pagamos... No hemos podido hacer nada porque es muy incierto: el SITUAM amenaza de repente con que extiende la huelga un mes más y a los dos minutos sale a decir que se va a acabar en la próxima negociación. Es muy incierto, ni siquiera para poder meterte a trabajar", expresa el estudiante de Derecho.

CONGELAN LAS CLASES

Al término de la huelga, deberán buscar que el Colegio Académico reprograme el Calendario Escolar 2018-2019, cuidando que se respeten los tres trimestres ya establecidos y que se impartan al menos 51 días de clase para cada uno, apresurando para ello las clases.

"No vamos a tener vacaciones y se van a acelerar mucho la carga académica", se queja Kevin.

El pasado viernes se llevó a cabo la vigésima mesa de negociación en la sede de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.

El encuentro, apenas llegó a los 40 minutos de duración.

Tanto el SITUAM como las autoridades insistieron en sus posturas. La UAM dice que no puede ofrecer más porque está en juego la seguridad presupuestal de la casa de estudios. El sindicato insiste en rebasar el tope de 3.35 por ciento, como un reclamo del rezago salarial de más de 11 años.

POLARIZACIÓN UNIVERSITARIA

Kevin entiende la primera huelga que le toca vivir como una falta de capacidad de parte de la universidad de conciliar con su sindicato, y a su vez acusa al SITUAM de no entender que lo que está pidiendo es imposible.

"Pedir un 20 por ciento (de incremento al salario) es imposible porque como tal la universidad no tiene los recursos suficientes para otogarlo… además ellos estallan una huelga pidiendo una cosa y ya han metido otras, como que si se bajan lo salarios los altos funcionarios, que si están bien o no repartido el presupuesto…

Esta huelga la han agarrado de pretexto para grillar muchos puntos de la universidad", agrega.


El profesor Salvador Cruz Jiménez, se vale de sus conocimientos aritméticos para marcar su postura que además de coincidir con la de Kevin, concuerda con los argumentos esgrimidos por el cuerpo de rectoría de la UAM.

"La lógica indica que no hay más argumentos razonables por los cuales continuar la huelga. Es irreal e imposible el incremento salarial y de tabulador que exigen, porque los fondos que recibe la universidad son fijos e insuficientes y aquí la matemática es lo que manda: si la universidad no puede dar más arriba de lo que está ofreciendo es porque se ha estudiado el impacto que puede tener incrementar un punto porcentual arriba.

Los altos mandos han dicho que se puede revisar los altos bonos y prestaciones que reciben, pero una vez que esté abierta la universidad, en el Colegio Académico.

Mi llamado a terminar con la huelga sería principalmente al SITUAM… la universidad no puede rebasar esos topes que son netamente presupuestales, no es capricho de nadie, son los números", reflexiona Cruz Jiménez.

Para Artemio Chávez Mesa el problema reside en la falta de ofertas de parte de la UAM, porque el incremento salarial y al tabulador es la misma que han presentado desde la primera mesa de negociación, el 4 de febrero, además de que en su promesa de mejora salarial y de disminución de prestaciones de altos mandos no han fijado procedimiento claros para ser tomados más allá de promesas.

También acusa a la UAM de haber lanzado una campaña mediática en contra del sindicato diciendo que es inflexible.

"Sí es viable una solución económica, ya se demostró que si se le quitan una fracción de los sobre- sueldos de los altos funcionarios, es posible hacer otra propuesta.


Si el pretexto era que tenían una orden de SHCP de no aumentar un tope salarial, existían mecanismos como el vale de despensa, el ofrecimiento de un bono. Es decir, no comprendemos por qué no cambian si hay caminos.

La respuesta de las autoridades de insistir en que es un máximo esfuerzo es grosera porque en 80 días ese máximo es lo mismo. La sociedad debe entender que lo que se está defendiendo es un mecanismo para evitar la precarización laboral, que es una tendencia nacional. Los trabajos cada vez se vuelven más precarios, salarios más bajos, jornadas más largas e intensas", asevera el profesor sindicalizado de la universidad.

En lo que sí coinciden todos los consultados es que debe continuar el diálogo y que se debe impedir una fractura dentro de la comunidad.

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