Devotos acudieron como cada año a celebrar al santo de los pobres San Antonio de Padua, conocido por interceder ante Dios con causas u objetos perdidos, en la búsqueda del amor verdadero o al cuidado de los más necesitados.
Este 2022 se dejaron ver de nueva cuenta familias completas en la fiesta y misa solemne, toda la gente que no pudo acudir en años anteriores, donde la crisis sanitaria se encontraba en su punto más alto, aprovecharon para regresar con las precauciones debidas al templo de San Antonio ubicado en esquina de avenida Torres Landa e Independencia.
A las 7:00 de la mañana comenzaron con el festejo con las mañanitas para lo cual llevaron mariachi hasta el templo, decenas de personas llevaron arreglos florales y otras ofrendas.
Mientras tanto sobre avenida Independencia fue realizado el cierre de la calle para que comerciantes y operadores de juegos mecánicos se instalaran.
Justo a la 1:00 de la tarde tuvo lugar una misa en la cual mucha gente aprovechó para llevar sus imágenes a bendecir, al terminar la ceremonia aprovecharon para degustar un rico antojito o participar en la tómbola en favor de la organización de la fiesta anual.
FOMENTAN LA FE Y TRADICIÓN EN LOS MÁS PEQUEÑOS
Fueron al menos dos largos años de espera para que los creyentes pudieran regresar a realizar poco a poco las fiestas a los santos de su devoción, algunos consideran que esto afectó en la fe de los más pequeños de la casa, quienes por ser más vulnerables a sufrir contagios tuvieron que permanecer lejos de los templos y reuniones.
En esta ocasión fueron varios los niños que acudieron con sus madres o abuelos, algunos inclusive caracterizados como San Antonio de Padua para agradecer todo lo que han pedido.
Entre las asistentes estuvo presente María de Jesús Robledo Durán, que cada año desde su niñez celebra a San Antonio de Padua, su fe le ayudó a salir de un cuadro severo de Covid, ahora al fin pudo acudir con toda su familia para recibir la bendición de su imagen, la cual acompaña a su familia desde hace más de un siglo.
“Dios, el personal médico y San Antonio me ayudaron a salir adelante, hoy me encuentro llena de felicidad con mi familia, un año más y esperemos sean muchos más”.
Movidos por la fe, hubo decenas de personas que, aunque estaba el templo lleno, se pararon afuera a escuchar la misa.
Adriana Pérez fue otra de las irapuatenses que acudió al templo, la tradición la adquirió de sus padres hace más de 40 años, recuerda que en su juventud había muchas personas que se acercaban a pedir a san Antonio encontrar una pareja.
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“Recuerdo que se nos decía mucho que juntáramos 13 monedas y lo pusiéramos de cabeza, y al menos a mí me funcionó para encontrar a un buen esposo, una buena pareja, es algo que cada día se ve menos, sobre todo en los jóvenes”.