Desde hace más de 20 años, los comerciantes de la Plaza del Comercio han mantenido viva la tradición de realizar el altar de muertos de los alfeñiques, una obra colectiva que este año requirió una inversión aproximada de 15 mil pesos.
La organización de este altar desde el inicio sigue siendo gracias al esfuerzo en conjunto de la Unión de Artesanos, quienes, año con año, colaboran para realizar este homenaje a aquellas personas que trabajaban ahí y esto se ha convertido en un emblema de la plaza durante la temporada de Día de Muertos.
La señora María Lidia Bocanegra, una de las personas que se dedica a elaborar este altar, explicó que, aunque no llevan una cuenta exacta de los gastos, el monto total ronda los 15 mil pesos, cifra que se cubre a través de las aportaciones voluntarias de las y los artesanos.
“Vamos cooperando y comprando lo que va haciendo falta, por ejemplo, este año tuvimos que comprar nuevas flores y ollas para los floreros, aunque reciclamos lo que podemos, muchas cosas ya estaban desgastadas”.
Comentó que el montaje del altar normalmente toma alrededor de tres días, dependiendo de la disponibilidad de los materiales y del número de participantes.
"Aunque todavía faltan algunos detalles, como lonas y adornos adicionales, lo que se puede observar es un trabajo de cooperación entre todos nosotros".
Además, mencionó que algunos ciudadanos también han dejado fotos de sus seres queridos, aunque la mayoría de las imágenes corresponden a familiares de los comerciantes.
“La ciudadanía que quiera colocar la foto de su ser querido es bienvenido, no tenemos problemas en que los pongan aquí”.
Añadió que cada año, el altar recibe modificaciones y mejoras, lo que le da un aspecto renovado.
“Siempre tratamos de darle un cambio diferente, hace tres años, una persona nos ayudó a poner un arco de flores sin cobrarnos, solo nos pidió los materiales, estos gestos nos ayudan mucho”.
Una de las particularidades del altar es el tapete de aserrín que cambia de forma y diseño al menos cuatro veces durante la temporada.
“El tapete lo renovamos porque el aserrín se va desgastando, así que tenemos que comprar más, pintarlo y volver a colocarlo”, explicó.
También mencionó los retos que enfrentan para proteger el altar de las condiciones climáticas y especialmente por parte de los niños que juegan en la plaza.
“Hemos pensado en ponerle hule transparente alrededor para que el aire no se lleve el aserrín y también para protegerlo del agua y de los niños que les gusta agarrar los adornos”.
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La tradición del Altar de Alfeñiques se inició cuando los artesanos se trasladaron desde la Plazuela hasta la Plaza del Comercio, hace 22 años; Socorro Carmona, una de las fundadoras de la Unión de Artesanos, fue la encargada de impulsar esta tradición que ha crecido con el tiempo.
"Antes lo hacíamos en la plazuela, pero era más pequeño y sencillo, ya cuando llegamos aquí nos dieron espacio para hacerlo más grande y con más detalles”.