Tristeza aún no se va de Arandas

Cala hondo vil asesinato de jóvenes.

Karla Aguilera | El Sol de Irapuato

  · sábado 4 de julio de 2020

Dan último adiós a “Yuyo”, el joven de 16 años asesinado también en el anexo. / Fotos: Jesús Gutiérrez | El Sol de Irapuato.

Tras la angustia, tristeza y dolor por la que ha pasado doña Rosy en lo últimos cuatro días, finalmente pudo reunir a sus tres hijos, quienes fueron víctimas del ataque armado en el anexo de Arandas en Irapuato, pues señala que “murieron como niños”, al no poder defenderse.

Así Lo Dijo...

“Le doy gracias a Dios que mis hijos se fueron a la diestra de su padre, lavados, purificados y en sus cinco sentidos, es el orgullo de mis hijos (...) lo triste es la forma en que se fueron”.


Doña Rosy | Mamá de Omar, Geovanny y Cristian, los tres hermanos asesinados en el anexo.


En medio de la calle Niños Héroes de la comunidad Arandas, fueron colocados los tres ataúdes con los cuerpos de Omar, Geovanny y Cristian, los tres hermanos que fueron asesinados simultáneamente en el centro de rehabilitación ubicado en la misma zona, donde en total fallecieron 27 personas.


Entre silencio y tristeza fue como acompañaron a doña Rosy a velar a sus tres hijos.


A su alrededor, estaban sus familiares, amigos y hasta desconocidos, quienes acudieron a acompañar a Rosy en su dolor, algunos sólo observaban con tristeza las fotografías al pie de sus ataúdes, otros lloraban en silencio y quienes iban llegando se despedían de cada hermano mientras observaban su cuerpo en el ataúd.


Finalmente los cuerpos de los tres hermanos regresaron a su hogar, donde serán velados.


Sin embargo, doña Rosy lucía cansada y con una profunda tristeza en su mirada, pues contó que no ha dormido desde el miércoles, por esperar a que el cuerpo de sus tres hijos lleguen a su hogar, y es que Omar, quien tenia 39 años de edad, le fue entregado el viernes por la tarde, Geovanny, quien tenia 30 años de edad, llegó durante la madrugada del sábado y finalmente, Cristian, el más joven de los hermanos de 27 años de edad, regreso a casa a las 4:30 de la madrugada, en ese momento doña Rosy puro respirar con tranquilidad, pero aseguró que no dormirá hasta que sus tres hijos estén descansado en el panteón.


Con una caravana, acompañado de familia y amigos, Jesús fue llevado al panteón.



A pesar de tener a sus tres hijos reunidos afuera de su hogar y rodeados de su familia y amigos, doña Rosy aún siente culpa, pues dijo que si el destino de sus hijos era morir en manos de alguien más, al menos hubiera sido en la calle, donde ellos pudieran defenderse, y no como sucedió en el anexo, entre más personas sobre el suelo y entre cobijas y colchones.


Los amigos y familia de Omar, Geovanny y Cristian acudieron a despedirlos.


Lo que más lamenta doña Rosy, es la forma en que murieron sus tres hijos; sin embargo, aseguró que esta orgullosa de ellos, pues partieron de este mundo en sus cinco sentidos, limpios y purificados de su cuerpo, pese a que fueron asesinados de manera injusta.

“Al principio sentía culpa, pues fui a meterlos al hoyo de hormiguero, entonces me sentía mal, pero ahorita digo, cada madre queremos lo mejor para nuestros hijos, pero ahora es diferente, lo pienso demasiado tarde (...) mejor hubiera sido que hubieran andado en la calle para que pudieran defender, ellos murieron como unos niños, sin poderse defender, porque es más bonito morir sabiendo que me defendí, a que no me defendí.


Sus amigos tronaron pirotecnia en el camino, para despedir a “Yuyo”.


“Fue una injusticia lo que hicieron, se pusieron niños indefensos, porque eso son lo que son ahí, porque para dónde me hago, para dónde me salgo, para ningún lado”.

Ahora que los hijos de Rosy están en casa y reunidos, su familia podrá velarlos con calma, a pesar de la tristeza, el dolor y la impotencia de su muerte, a quienes les ofrecerán una misa y les darán entierro este domingo.




Despiden con caravana a “Yuyo”


“Yuyo”, el joven de 16 años quien también fue asesinado en el mismo centro de rehabilitación de Arandas, fue despedido en una caravana por sus amigos y familiares, quienes recorrieron caminando las vialidades hasta llegar al Panteón Guadalupano para darle sepultura.

Partieron de su hogar en el fraccionamiento Galaxia el Naranjal hacia el panteón Guadalupano, pues ni el intenso sol les impidió continuar el trayecto en vialidades como el Cuarto Cinturón Vial, mientras que algunos quemaban pirotecnia, otros aplaudían a “Yuyo” y mostraban su mejor rostro para despedir a su amigo.

Al frente de la caravana iba el ataúd de Jesús, “Yuyo” como lo llamaban sus amigos, acompañado de autos, motocicletas y un grupo de amigos con globos blancos en sus manos, e incluso tocaban la música favorita de Jesús a través de una bocina, antes de darle el último adiós.


El lugar permanece solitario, sólo con Boris y Milo cuidando el lugar.


Colocan flores y veladoras en anexo


Después de cuatro días del ataque armado en el centro de rehabilitación “Buscando el camino para mi recuperación” ubicado en Arandas de Irapuato, el lugar permanece solitario, pues los elementos de seguridad dejaron de resguardarlo tras las investigaciones del asesinato de 27 personas; y sólo quedan flores y veladoras que forman una cruz que las personas han dejado en memoria de las victimas.


Las personas han colocado veladoras que forman una cruz y flores afuera del anexo.


Boris y Milo, los dos perritos blancos que descansan en la entrada del anexo son los únicos que permanecen en el lugar, ambos saludan e intentan jugar con los curiosos que se acercan a la casa a observar su interior, pues las personas que pasan por el lugar caminan con temor y extrañeza frente a la casa por el macabro asesinato de las personas.

Las cintas amarillas que fueron colocadas en el momento del ataque, ahora están en el suelo, y los reporteros de diversos medios de comunicación, hasta los internacionales, se retiraron del lugar, por lo que la vivienda quedó sola, con algunas de sus ventanas abiertas, incluso la puerta de su cuarto del segundo piso, sitio donde fue la masacre, permanece entre abierta.


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