Irapuato, Gto.- Miguel Ángel, padrastro de Juan David, el niño que está desaparecido desde mayo de 2022, pasará prácticamente el resto de su vida en prisión, pues le dictaron una sentencia de 51 años, 45 por el delito de desaparición cometida por particulares y seis más por violencia familiar.
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La jueza que llevó el caso determinó que la sanción también incluiría un monto de 384 mil 880 pesos por reparación de daño, que podrían aumentar por conceptos de precios por búsquedas y tratamientos psicológicos de las víctimas indirectas.
Además Miguel Ángel deberá tomar un tratamiento psicoterapéutico integral orientado a la reinserción, todo sin derecho a beneficios ni sustitutivos de la pena.
Una audiencia más se llevó a cabo en el caso Juan David, pues la sentencia aún estaba por determinarse. Antes de un tenso inicio de la sesión, se le brindó a Miguel Ángel una última oportunidad para disminuir su condena, a cambio de dar una ubicación para localizar al niño.
Pero silencio es lo único que se obtuvo del ahora sentenciado, que tuvo más de 20 minutos para meditar su respuesta y platicarlo con sus defensoras. Y es que en el caso de la desaparición existe una atenuante para reducir de una tercera hasta una cuarta parte la sentencia de algún autor material, con tal de que se brinde información para de la ubicación para encontrar a la víctima ya sea viva o muerta.
En el área de espera se encontraban Juan Agustín y sus padres con la firme esperanza de obtener la confesión y poder así salir corriendo directo en su búsqueda y localización, pero una vez más quedaron en la decepción de no tener ningún indicio para volver a ver a Juan David.
Solicitaban 75 años de prisión
Por una parte, los afectados buscaban obtener la pena máxima, la cual consistía en 75 años, tan sólo por el delito de desaparición cometida por particulares, ya que de obtener la sumatoria con la condena de violencia familiar, ésta quedaría en 81 años, pero esto no representaba mucha diferencia, pues al ser tantos años de condena garantizaban que Miguel Ángel pasará el resto de su vida tras las rejas.
“Yo si considera los 81 años, por que no ha podido decir nada de cómo localizar a mi niño”, señaló en audiencia Juan Agustín, padre de Juan David.
El ahora sentenciado se mostró molesto tanto en la audiencia de fallo como en la de individualización de sanciones y cuando pudo participar elevó la voz para manifestar su malestar, pero no para dar la ubicación que tanto le fue solicitada, esto a pesar de la explicación que la jueza le dio, en la que le aseguró no se le harían más preguntas de circunstancia, tiempo o lugar por respetar su derecho a la no autoincriminación, sino que sólo se le pedía una ubicación, pero no dijo nada.
Durante la audiencia ambas partes debatieron cuál sería la condena adecuada para el nivel de responsabilidad de Miguel Ángel en los hechos por los que ya había sido sentenciado.
Por un lado se encontraba a la parte ofendida, que manifestó los diversos derechos que fueron violados para el menor como el de llevar una vida libre de violencia, el de mantener su integridad y libre desarrollo y que éstos habrían sido violados dentro de su domicilio, un lugar que debió en todo momento ser seguro para Juan David, argumentaron que, al ser Miguel Ángel en aquél momento un policía activo, tenía conocimiento del alcance de las conductas que estaba realizando pues su misma función era prevenir los delitos.
Por otra parte, la defensora de Miguel Ángel argumentó que la responsabilidad también debió recaer en Reyna, madre de Juan David y en Agustín, padre biológico de Juan David, por lo cual el ahora sentenciado debía obtener una condena mínima.
Pese a sentencia, la búsqueda continuará
Ahora, lo que sigue para los familiares de Juan David es continuar con la búsqueda. La representante legal de Juan Agustín, Norma Patricia Barrón, señaló que como parte de las determinaciones de la jueza como parte de la sentencia es que se girará otro oficio a la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas para que puedan realizar labores con el fin de localizar al niño, pues si bien algunos oficios ya habían sido mandados por la familia del niño, hasta ahora se había mantenido omisa la comisión, por lo que sólo se han realizado las búsquedas independientes y por parte de la Fiscalía General del Estado.
Violencia que nadie atendió
La versión que se pudo demostrar en el juicio dejó claro que aquélla madrugada del 13 de mayo, Miguel Ángel sacó de su domicilio a Juan David, al cual despertó y dijo que lo llevaría con su papá, él mismo habría salido caminando con el niño de la mano en dirección a la derecha, después por algún lado tomaron camino hacia la calle Corona Real que se encontraba en dirección opuesta, se cree que para ésto pudo haber utilizado las piedras que estaban sobre el canal frente a la calle Gran Canaria donde habitaban, o bien pudo usar alguna otra calle posterior.
Esto está probado por el testimonio de Roberto Dueñas, un vecino de la calle Corona Real que fue el último que vio pasar a Miguel Ángel y a Juan David, antes de que no se supiera más de él.
Reyna se encontraba encerrada en el domicilio, por lo que nada pudo hacer, hasta que Miguel Ángel regresó horas después a su domicilio, pero sin el niño y con la ropa visiblemente llena de tierra.
Fue este mismo hecho el que dejó al descubierto la violencia familiar de la que Juan David fue objeto a manos del ahora sentenciado, pues el niño recibió golpes con el puño en varias ocasiones, ponía música pesada a gran volumen, en un intento por disfrazar los gritos de dolor del niño y además lo privó de recibir atención médica digna, curando el mismo con material inapropiado sus heridas.
Policías municipales acudieron varias veces en atención al reporte de vecinos preocupados por la situación, sin embargo, nunca pasó nada que hiciera que esto parara, cabe recordar que para este momento Miguel Ángel era también policía municipal activo.
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Juan David fue en esta versión probada ante la jueza una víctima de violencia, negligencia e indiferencia de distintas partes, y el niño tiene ya más de año y medio desaparecido, su padre y colectivos lo siguen buscando a veces con una ligera esperanza de encontrarlo vivo, pero sobre todo con bien.