Como cada 24 de enero, decenas de personas, originarias de la colonia El Ranchito y feligreses del templo del Sagrado Corazón de Jesús, le tienden la mano a los peregrinos para brindarles alimento, cobijo y apoyo, que será su combustible para que puedan continuar su viaje hasta Jalisco, a su encuentro con la Virgen de San Juan de Los Lagos.
Comida, un lugar para descansar, cobijo y lugares de aseo personal son sólo algunas de las cosas que decenas de irapuatenses le brindan a miles de peregrinos de manera gratuita, pues éstos son provenientes diferentes partes del país y pasan por Irapuato en búsqueda de llegar a San Juan de Los Lagos.
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Virginia Olmos narró cómo es que desde hace más de 45 años, un grupo de personas, vecinos de la colonia El Ranchito, decidieron desprenderse de lo poco o mucho que tenían para darles un “respiro” a los fieles peregrinos en su exhausta misión de encontrase con la Virgen de San Juan de los Lagos.
“Mis papás, junto con el párroco del templo y otros vecinos, tuvieron la idea de echarle la mano a unos peregrinos que, en ese entonces, tomaban como base de reunión el estadio y les brindaban atención médica y regalarles comida mientras descansaban en Irapuato”, contó.
La señora Virginia contó que con el paso del tiempo, el sacerdote Francisco Parra ofreció la explanada del templo como base para que los peregrinos pudieran descansar, así como encomendarse a Dios para llegar sanos y salvos a su destino.
“El que era en ese entonces el padre, ofreció este pedazo afuera del templo, para que los peregrinos pudieran descansar y comer lo que las decenas de familias les regalaban para poder agarrar fuerzas, encomendarse a Dios y seguir con su camino”, dijo.
Virginia Olmos agregó que cada una de las familias que integran este grupo de apoyos a los “sanjuaneros” tiene una razón diferente por la cual ayudar, pero todos con el mismo fin: extenderles la mano a los peregrinos en su camino.
“Desde ese entonces, las razones por las que cada familia viene son variadas, algunas por manda, otras por agradecimiento, y otros por promesa de seguir ayudando como lo hacían nuestros antepasados, pero todos con el mismo fin, seguir siendo una base para cargar las baterías del peregrino”.