CUERÁMARO, Gto.- Sigue la tradición de fe y son más de cien años los que se cumplen de cantarle al “Niño Perdido” en Cuerámaro. La familia Camacho Ledezma continúa con el legado al que se han sumado con devoción los cueramarenses, pero también gentes de otras parte de la entidad y de otros estado, sin faltar los hijos ausentes que son fieles devotos a este santito milagroso.
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Como cada año el Niño Perdido comienza a ser venerado desde la Nochebuena del día 24 y continúa el 25 de diciembre con la participación de las pastorelas, las cuales con sus cantos arrullan para acostar al también nombrado Niño Dios, ya que posteriormente, antes de la cuaresma, volverle a cantar en el tradicional levantamiento.
La fe sigue creciendo en este municipio de Cuerámaro y con ella se viene enriqueciendo la tradición, pero también es mayor el amor que se ha venido manifestando en habitantes no sólo de este lugar, si no de otras partes que saben del “Niño Perdido”, a quien la familia Camacho Ledezma, por generaciones, viene venerándolo, organizando este tradicional evento para cantarle al santito milagroso.
Para este lunes 25 de diciembre de este 2023, una vez mas se tuvo la participación de varias pastorelas , como fueron la de Galera de la Grulla, Tupátaro y Cerrito del Agua Cañliente, que son de Cuerámaro, también de Rancho Nuevo de la Cruz de Abasolo y la de Corralejo de Hidalgo, del municipio de Pénjamo.
María de Jesús, miembro de la familia Camacho Ledezma, comenta que ya es una tradición este evento que se desarrolla en la capilla que se ubicada en la calle 20 de Noviembre, arteria que fue cerrada a la circulación vehicular, en tanto se presentaban las pastorelas para ofrendar al Niño Perdido.
Por versión de la señora María de Jesús, platica que son más de 100 los años, no precisó con exactitud cuántos, pero sí refirió que eran muchísimos en los que se le viene cantando para arrullar a Niño Perdido.
También nos dijo que desde su bisabuela, que se llamó Victoria, se estaba llevando a cabo esa tradición de venerar de esta forma al Niño Perdido.
Continuó diciendo la señora Ma. de Jesús que se dicen muchas versiones de la llegada del Niño Perdido a Cuerámaro, una de estas que la imagen fue encontrada, otras que incluso le llegó a platicar su madre, que en el tiempo de la revolución, soldados postrados estaban en el cerro de la Sierra de Pénjamo, del cual bajaban por alimento, algunos llegaban a una fonda para abastecerse de comida.
Fue en una ocasión que uno de los soldados al no traer dinero pidió a la dueña de la fonda provisiones de comida y le dejaba en garantía la imagen de bulto de lo que parecía un “Niño Dios”, del que era muy devoto y que si este mismo niño le permitía regresar vendría a pagarle.
Pero el soldado no volvió y la imagen se quedó con la dueña de la fonda, quien además era propietaria de varias casas en Cuerámaro que fueron vendidas, una de ellas la adquirió la familias Camacho Ledezma y esta vivienda que se compró se encontró la imagen del Niño Dios al que comenzaron a venerar pero con el nombre del Niño Perdido.
Se le construyó un altar y se le ha venido mejorado al que comenzaron a visitar, a pedir su intercesión por alguna necesidad y les concediera el milagro, estos eran escuchados y de esta forma fue creciendo más la fe, se comenta que se bajaba de su nicho el “ Niño Perdido” ya que hubo días que se le vio con lodo sus pies.
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Después de tiempo faltó la señora Victoria y siguió esa tradición un hermano de ella continuó diciendo amablemente la señora, este tío comenzó a construirle una capilla más arreglada, pero este familiar también falleció sin embargo la familia continúa preservando esta tradición de organizar cada diciembre este evento en el que ha crecido la fe de muchos cueramarenses, de otras partes de la República, como de quienes radican en los Estados Unidos que acuden para postrarse ante su altar para agradecer favores recibidos.