GUANAJUATO, Gto. – A 213 años de distancia, simboliza la libertad forjada con la participación de miles de guanajuatenses en la lucha insurgente. La Alhóndiga de Granaditas, un gran depósito de cereales, fue el principal escenario para la celebración del Grito de Independencia que encabezó el presidente municipal de Guanajuato, Alejandro Navarro Saldaña acompañado por la presidenta del DIF, Samantha Smith.
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La explanada de la Alhóndiga de Granaditas, históricamente vinculada a la lucha por la Independencia de México, lució abarrotada con más de 9 mil personas el Pentathlón Deportivo Militarizado entregó el Fuego Simbólico de la Libertad para rendir honores a la Bandera de México.
Pocos minutos antes de las 11:00 de la noche, el Presidente ondeó la bandera nacional e hizo repicar la campana, al tiempo que recordó a los héroes patrios y lanzó el tradicional “¡Viva México!” en memoria del padre de la patria, Miguel Hidalgo y Costilla.
Las más de 9 mil personas congregadas en la explanada de la Alhóndiga respondieron con un fervoroso “¡Viva!”, un grito colectivo que resonó alrededor de todo el recinto y fue multiplicándose en un eco que simbolizó la unidad y el amor a la patria.
La ceremonia patria culminó con un espectáculo de fuegos artificiales que iluminó el cielo de Guanajuato Capital y llenó de emociones y colores el momento previo a la magna presentación de los Cadetes de Linares, quienes pusieron a bailar a las y los asistentes con sus más grandes éxitos, los cuales han dejado huella en la música regional mexicana.
Previo a la ceremonia del Grito de Independencia en la explanada de la Alhóndiga, Alejandro Navarro presidió la ceremonia del Grito de Independencia en el fraccionamiento Los Alcaldes, al sur de la ciudad, una tradición que surgió hace 33 años.
La imponente Alhóndiga comenzó a construirse en 1798 y fue concluida en 1809, un año antes del estallido del movimiento insurgente.
Ante el constante crecimiento de la población y del comercio a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, las autoridades empezaron a pensar en la construcción de un gran depósito de cereales. Fue una propuesta que el regidor del Ayuntamiento guanajuatense, Pedro González, le hizo al intendente Juan Antonio de Riaño y Bárcena, debido a que Guanajuato ya figuraba como centro generador de riqueza y el abasto de alimentos para cerca de 100 mil habitantes no era cosa fácil.
El proyecto original estuvo a cargo de José Alejandro Durán y Villaseñor, y luego fue modificado por don José del Mazo y Avilés. Después de la Guerra de Independencia, la Alhóndiga fue de nuevo granero, almacén de tabaco, cuartel, cárcel y hacia 1948-49 se convirtió en el museo que hoy conocemos, refirió el cronista de la ciudad, Eduardo Vidaurri.