CELAYA, Gto; Con el fin de tener el sustento para su familia, Jorge Alejandro Ojeda Tamayo, de 42 años de edad, acudió a trabajar con su equipo de sonido a una fiesta clandestina, pero el precio fue muy alto: se contagió con el virus SARS-CoV2, que lo llevó al borde la muerte.
Antes de la pandemia, Ojeda Tamayo trabajaba en una financiera, pero durante los primeros meses de la epidemia se quedó sin empleo a causa del recorte de personal, por lo que, decidió sacar su equipo de sonido para trabajar haciendo narraciones deportivas y amenizar eventos, ya que de él dependen sus papás, su esposa y sus dos hijos.
“Me quedo sin trabajo a partir de abril o mayo de 2020 a causa de la pandemia, entonces empiezo a darle más duro a los eventos sociales, narraciones deportivas, a las fiestas que íbamos a amenizar de forma clandestina, la verdad ahí es donde estuvo mi error, pero tenía que traer el sustento a la casa, se seguían haciendo demasiados eventos sociales, en ese tiempo a veces me aventaba sábado y domingo en las fiestas con el sonido”.
A mediados de julio empezó con los síntomas, acudió al Hospital General y ahí le dijeron que era una simple gripe y no le hicieron pruebas para determinar si tenía el virus, por lo que se confió. Siguió trabajando y ahora se arrepiente porque “pude haber contagiado a otras personas sin saber que yo tenía Covid-19”.
Después de quince días los síntomas se agravaron, la fiebre fue cada vez más fuerte, la tos no lo dejaba hablar, por tal motivo, decidió regresar al hospital, le hicieron la valoración, le tomaron una tomografía y fue cuando lo diagnostican y le indicaron que su enfermedad estaba muy avanzada.
“Dejar pasar estos 15 días hace que mi situación pulmonar y la enfermedad quedara arraigada dentro de mi cuerpo, lo cual me ocasionó estar al borde de la muerte. Es una enfermedad que se arraiga mucho a tu cuerpo y te genera situaciones que a la fecha sigo padeciendo, porque quedan secuelas y consecuencias, además de en mi persona, en lo laboral y económico”.
“Cuando supe que estaba enfermo de Covid-19 me llamó la atención que en, mi experiencia, cuando empiezo a sentir los primeros síntomas como dolor de cabeza, resfriado, empiezas a notar en tu cuerpo que es algo extraño lo que te está sucediendo, muchas veces nos ha dado un catarro o una gripe, esto se siente totalmente diferente”.
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Refirió que debido a que no tenía empleo, ya no contaba con Seguro Social, y al no contar con recursos sus familiares no quisieron internarlo en un hospital privado, por lo que toda la enfermedad la vivió aislado en un cuarto de su casa durante tres semanas. Indicó que con él viven sus papás, esposa e hijos, los cuales afortunadamente no se contagiaron.
Mencionó que su familia se encargó de llevar al médico, de comprar las medicinas y de rentar el tanque de oxígeno por una semana, lo cual les ocasionó un gasto de entre 30 y 35 mil pesos. “Ellos me sacaron adelante, pero la verdad fue un mes muy traumático, se sufre mucho con la enfermedad, no sólo el paciente, también las personas que están alrededor cuidándote”.
“Las condiciones que me dio el doctor fue el tener oxígeno en casa, porque los pulmones deben saturar del 96% al 100% cuando te hacen pruebas con el oxímetro, mi nivel de oxigenación llegó a 65% o 50%, por lo tanto, mis pulmones tuvieron bastante daño, esto por atenderme tarde. Para mi familia fue complicado encontrar un tanque, era mediados de agosto, pero afortunadamente se tuvo la oportunidad de hacerlo”.
“El dejar de respirar, siempre lo digo, que es cuando se meten a una alberca, aguantan la respiración por un rato, pero después cuando te hace falta sales a la superficie y cuando tienes esta enfermedad no puedes salir, la falta de respiración, de oxígeno en tu cuerpo te causa muchos estragos, se te ponen las uñas moradas, los pies, adelgazas muchísimo, prácticamente te quedas en los huesos y todo esto lo está viendo tu familia y es una carga anímica para ellos el ver que un familiar prácticamente está muriendo en una cama”.
Antes de enfermarse, Alejandro era de las personas que decían que no pasaba nada, seguía trabajando y no le daba importancia, pero ahora que ya vivió esta situación junto a su familia, donde además perdieron a dos hermanos de su mamá debido al Covid-19 no duda en que la enfermedad es peligrosa, ya que aún tiene las secuelas.
“La semana pasada tuve que utilizar nebulización y oxígeno por las secuelas que me ha dejado la enfermedad, el cansancio, dolor de huesos, la fatiga, el no poder hablar por mucho tiempo y los dolores de cabeza continúan. Fui con el médico y me recetó más oxígeno y de cuando me dio la enfermedad a ahora ya pasaron seis meses”.
Destacó que a la población el mensaje que les da es que le den la importancia debida al virus, que se cuiden para que protejan a su familia y a quienes estén alrededor. “Las medidas no se deben relajar, ya tenemos las vacunas, es una enfermedad horrible que no se le desea a nadie, no bajemos la guardia. Si de algo les sirve a las personas mi experiencia sería eso, no bajar la guardia”, concluyó.