Cada 1 de noviembre Rogelio Villafaña Ramos acostumbraba a reunir a su familia para elaborar un altar de muertos en honor a sus familiares difuntos y ahora será parte de las personas que forman parte del altar, pues a principios de año perdió la vida a causa de la Covid -19.
Cada año la familia Villafaña Ramos suele reunirse para crear el altar de muertos, algunos llevan frutas, tamales, veladoras y otros alimentos, en vida don Rogelio acostumbraba a llevar alfeñiques y a comprar dos coronas florales para llevarlas al panteón donde descansan sus seres queridos, sin embargo, esa tradición la continuarán sus descendientes.
“Junto con el hacíamos un altar grande a mi mamá y toda la familia nos cooperábamos, unos llevábamos las veladoras, otros llevábamos los alfeñiques, otros las naranjas, la fruta y mi hermana la mayor hacía los tamales, desgraciadamente ahora el va a formar parte de ese altar, nunca nos imaginamos que se nos fuera él a adelantar y que fuera a ser el primero, era una persona animosa”.
Don Rogelio quien durante 21 años fue presidente de la Liga Irapuatense de Fútbol Amateur es recordado por su familia como una persona animosa, caritativa e impulsor del deporte, pues además de dirigir la liga de fútbol dejó un legado de solidaridad con personas de escasos recursos, pues dio ayuda a niños futbolistas a quienes les obsequiaba uniformes deportivos y zapatos de fútbol para que pudieran practicar el balompie.
El fútbol y la lucha libre fueron las dos grandes pasiones de Rogelio Villafaña, así lo relataron sus hijos María Verónica, Alejandra, Dulce, José y Rogelio quienes dijeron que en su juventud practicó lucha libre profesional con el nombre de Roy Alcalá y tras más de 15 años de trayectoria en el pancracio incursionó en el fútbol amateur.
Manifestaron que su padre tenía un gusto especial por el fútbol, ya que gracias al balón tuvo la oportunidad de ayudar a jóvenes en situación de calle y con adicción a las drogas, así mismo dijeron que fue impulsor de talentosos futbolistas que surgieron del amateurismo y que llegaron al fútbol profesional como Gerardo Martín “Kalu” Gómez.
Imelda Reyes López, esposa de Don Rogelio, dijo que no solo deja un legado en el deporte, ya que también fue promotor de grupos de alcohólicos anónimos y muchas personas con problemas de adicción lo veían como un ejemplo a seguir, pues les daba consejos para superar el alcoholismo.
Rogelio Villafaña Ramos era un enamorado de su familia, pues incluso tenía el lema “Si un día muero y vuelvo a nacer escogería nuevamente a esta familia, a mi esposa y a mis hijos”.