En Irapuato las mujeres profesionistas también saldrán a marchar este Día de la Mujer. Alejandra Hernández, enfermera, es una de ellas que marchará para exigir respeto y justicia por quienes han sido víctimas de diversas violencias.
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Comentó que marchará por sus compañeras que han sufrido acoso por parte de los pacientes, quienes al externar estas situaciones, les han dicho que los pacientes tienen la razón o, bien, en algunos casos, los mismos médicos han acosado laboralmente, poniendo su trabajo en riesgo si no se cumplen con sus exigencias.
“Lo que no se ve en muchos lugares, es que al canalizar a un paciente éste se nos queda viendo de manera morbosa, nuestros uniformes son muy pegados al cuerpo, nosotras como enfermeras no podemos ir con el doctor a decirle que nos están acosando porque le dan la razón al paciente o tú lo estás provocando, suele pasar de este modo, hay enfermeras que han salido de sus turnos y al día siguiente ya no regresan porque ya les pasó algo, no lo provocamos nosotras, estamos prestando un servicio y estamos haciendo uso de un uniforme, solo pedimos respeto”.
Dio a conocer que la marcha de este año será la cuarta en la que participó, y también narró el porqué ella comenzó a marchar exigiendo respeto y sus derechos como mujer; como en muchos casos, por miedo a que el problema se hiciera mucho más grave o que el sujeto que trató de tocarla la amenazara a ella, a su hermana y a su mamá, decidieron no denunciar.
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“Será la cuarta marcha en la que voy a participar, lo que me impulsó a salir a las calles a exigir nuestros derechos como mujeres fue cuando estaba chica, participaba en muchos grupos juveniles católicos, por ejemplo los niños misioneros, pero un día, un amigo de mi mamá que en ese tiempo se hablaban, me dijo que lo acompañara al baño porque no sabía dónde estaba, el baño se encontraba arriba y le dije más o menos por donde era porque confiaba en él porque era una niña, me dijo que me metiera con él y le dije que no, quiso meter su mano y cuando la metió afortunadamente no logró tocarme más al fondo y en ese momento llegó una maestra y fue quien me rescató, yo ya estaba llorando y asustada, mi mamá prefirió que no dijéramos nada porque según podría ser peligroso, al final no dijimos nada, tengo una hermana que también se encuentra muy metida en el templo, no quiero que le hagan nada a ella porque muchas veces no se ve pero en las iglesias es cuando más se dan estos casos”.