Las maestras Gaby y Haydee tienen más de 10 años dedicadas a la docencia en Irapuato y aunque amen trabajar con los niños, prefieren dar clases a los de las comunidades rurales, al ser más nobles, respetuosos y cariñosos.
Las docentes Gaby y Haydee de la primaria “Licenciado Benito Juárez” de la comunidad Cuchicuato, contaron que al atender a más de 30 niños en un salón de clases no es cosa fácil, porque hay de todo tipo de menores a los cuales les dedican horas para enseñarles y conocerlos a cada uno, pues al haber estado tanto en zonas urbanas como rurales, prefieren las comunidades por el trato amable de los niños y sus familias.
“Ser estricta no significa que sea mala”
Guadalupe Haydee Hernández Manrique, tiene 13 años dedicada a la docencia y ocho años en la primaria de Cuchicuato, tiene a su cargo a 45 alumnos de sexto de primaria, los cuales le temían cuando se enteraron que ella estaría a su cargo, incluso se enteró que uno le rezó un novenario a la Virgen para que no le tocara.
Haydee aseguró que ser maestra siempre fue su vocación a pesar de que su familia se opusiera por el bajo salario que reciben los maestros, donde incluso ha estado en escuelas urbanas y rurales; sin embargo, prefiere dar clases en las rurales.
Contó que los niños de las zonas rurales son más nobles, respetuosos y entusiasmados por aprender, donde incluso los padres de familia, aún cuando esta ocupados casi todo el día, les prestan más atención a sus hijos.
La maestra contó que a pesar de que muchos de los niños no cuentan con los recursos suficientes, nunca falta el que le regala una guayaba u otra fruta , como muestra de gratitud por su trabajo, pues aseguró que no sólo se dedica a enseñarles las materias, sino también a escucharlos y ponerles atención para identificar si alguno tiene algún problema y solucionarlo.
“Al inicio del ciclo me tienen miedo, pero cuando trabajamos cambian, nada tiene que ver lo estricto con algo malo, porque una palabra mala que le digamos a los niños se queda marcada”.
“Me han llamado mamá o tía por el vinculo que tenemos”
Gabriela Barbosa Rodríguez tiene 12 años como maestra y viaja cada mañana de la comunidad de San Cristóbal a Cuchicuato para atender a sus 34 niños de segundo grado, los cuales la han llamado “mamá” y hasta “tía” al ser muy dedicada a ellos.
La maestra platicó que dar clases es su pasión, porque llena de conocimiento a los pequeños que en algún momento serán el futuro, donde los escucha, orienta y enseña, por lo que ha dado clases en escuelas urbanas y rurales de diferentes municipios, pero aseguró que en Cuchicuato los niños y sus familias son muy nobles y amables.
Mencionó que en las zonas urbanas los menores son más irrespetuosos y están más apegados a la tecnología, mientras que en las zonas urbanas son más obedientes y tranquilos, donde tienen la gran oportunidad de conocer a cada uno y a sus familias, al ser más apegados a ellos.
“He visto muchos logros en mis alumnos, cualquier palabra que aprendan es gratificante, porque no sólo se trata de mi trabajo, sino de que los papás también los apoyen y eso es lo que están haciendo”.