Las altas temperaturas, junto con la falta de lluvias han impactado las principales fuentes de ingresos de la gente del campo, una de ellas la agricultura, pues debido a estas condiciones climáticas, los cultivos terminan echando a perder o consumidos por las plagas.
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En Irapuato, cientos de familias aún tienen como fuente principal de ingresos la agricultura, a las orillas de la ciudad, aún se ven varias hectáreas de sembradíos de maíz, trigo, sorgo y fresas, éstas últimas conocidas internacionalmente por su calidad.
Guadalupe Zamora, representante de productores temporaleros de Irapuato y comisionado ejidal de Estancia El Copal, aseguró que la presencia de las plagas es fuerte inclusive en zonas de riego por ejemplo las de fresa, que también se han visto afectados en los niveles de producción y aunque los campesinos en un intento por mantenerlas a salvo fumigan, las plagas no mueren, sino que terminan por desplazarse a otros cultivos.
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“Con el calor hasta la fresa en Irapuato se emplagó, cuando fumigan los productores, esas plagas se van a esconder a los trigos, es una situación muy crítica.
“En Irapuato, a causa del calor, se ha perdido 20% de la producción de fresa cultivada de manera tradicional, pues la plaga de pestalotia continúa aquejando y ésta sólo puede atacarse con el agua de lluvia, así que mientras no haya precipitaciones, seguirá la plaga”, dijo en entrevista.
La falta de lluvias también fortalece a plagas como el gusano cogollero o el gusano soldado, éstas terminan no sólo con cultivos de grano, sino hasta con el pasto, principal alimento del ganado, del cual ya se han agotado las reservas que tenían para este año.
Plagas, el enemigo
Margarito Gutiérrez Pacheco ha trabajado toda su vida las tierras de cultivo. Actualmente tiene 45 años de experiencia, de los cuales ha sido testigo del abandono y crisis que el campo tiene desde los últimos cinco o seis.
“Está triste la cosa en el campo, no ha llovido nada, las plagas atacan los cultivos por arriba y por abajo, sin agua el gusano trozador viene y quiebra desde abajo las plantas, y las semillas que están secas se las acaba el chapulín”.
La plaga más fuerte a la que se han enfrentado en la zona norte es precisamente este gusano, pues el mismo ataca durante la noche, y cada día cuando llegan al riego se dan cuenta de que las plantas han sido cortadas al ras de la tierra, tal como si les hubieran pasado una hoz.
El agricultor señaló que la sequía ha terminado por echar a perder todo el cultivo de temporal, pues la gente siembra, pero las lloviznas únicamente ocasionan que la semilla reviente, pero por falta de agua nunca se da el fruto y durante el año pasado en el caso del maíz, sólo pudo cosechar una sexta parte de lo que debió obtener debido a estas condiciones climáticas.
“Por hectárea debían salir alrededor de 12 toneladas, sólo salieron dos y de perder ya estamos de modo casi que de querer llorar”.
Margarito comentó que además de tener baja producción, el calor también les echa a perder la venta, al menos en el caso del maíz.
“Nadie quiere echarse su elote con el calor que hace, o eso nos dicen, los días que estuvo como que quería llover nos los compraron en seis pesos el maíz, ahorita está en 3.50 y ni así lo quieren”.
Las temporadas sin lluvia se han llevado la esperanza que los productores tenían en obtener algo de ganancia por su trabajo.
“Las cosas para quienes trabajamos en el campo son tristes, tiene mucho que la llevamos de perder seguro, la gente nos paga mal las cosas y a veces nos las pagan mucho tiempo después”.
Buscan opciones para aminorar las pérdidas, no hay apoyos
Las condiciones críticas han llevado a campesinos a buscar otras formas de aprovechar las tierras, desde nuevas tácticas de siembra, hasta el cambio de cultivos, Margarito Gutiérrez dijo que varios productores han optado por sembrar otro tipo de cosas ante la crisis del maíz.
“Hemos pensado en meter mata de limón, ahorita tenemos una parte con cebollín, esa también tiene plaga, pero es más fácil combatirla porque ahí anda volando”.
Y es que sus cultivos de maíz, que apenas empezaban a brotar de la tierra fueron atacados por el gusano trozador, durante un recorrido realizado por la Organización Editorial Mexicana se pudo ver que varias plantas fueron consumidas por dicha plaga, los intentos que han hecho por eliminarlas han sido en vano, mientras la lluvia no llegue en tiempo y forma, las cosas no van a arreglarse.
“Como tenemos el problema de las lloviznas que nos echan a perder la semilla, acá decidí que mientras sembraba iba a pisar con el tractor, para endurecer la tierra y que sólo una buena lluvia moje las semillas”.
Pero incluso el tomar este tipo de acciones representa un gasto extra para Margarito, gasto que entre la pérdida y la falta de apoyos de los tres niveles de gobierno, termina con la poca ganancia que pudiera quedarle de tan arduo trabajo.
“El año pasado, 2022, tenía maíz y puse semilla de la cara, me dijeron que esa si iba a salir, pero llega uno a perder, aún así se rifa uno, pero cuando ya estaban queriendo salir, el elote se empezó a secar, fue la mosquita blanca, de esa no había tanta y el año pasado acabó con todo”.
Incluso las tierras de riego para las que acarrean agua desde el pozo se han visto afectadas, pues el agua no les rinde por el intenso calor, y en el tiempo en que antes regaban una hectárea, ahora sólo pueden regar la mitad, además los costos por energía eléctrica al usar el pozo se han incrementado al haberles sido retirado el apoyo federal.
“A partir de esta nueva administración federal nos retiraron el apoyo de la luz, y si antes pagábamos entre cuatro y cinco mil ahora salen más de 24 mil pesos por periodo, con los apoyos de gobierno nos dijeron que nos iban a dar dos mil pesos más pero sólo nos quitaron el apoyo, sólo querían ver qué pozos estaban trabajando para quitarnos el apoyo, nos abandonaron totalmente.
Si este recibo llega, así vamos a dejar ya la tierra, a ese extremo estamos”.
El margen de ganancia que obtenían anteriormente, lo reinvierten para mantener la siembra, ahora sólo se han quedado con la ilusión de que el siguiente año venga mejor, pero con la preocupación permanente de que todo se vuelva a perder.
“Cuando el campo se acabe ya no van a encontrar qué comer, no va a ser que este caro, ni siquiera van a tener nada que comprar, cada año nos hemos quedado esperando los apoyos que tanto nos prometen”.
El trabajador del campo detalló que en cuanto al apoyo estatal y municipal también quedaron esperando, pues les dijeron que los apoyarían con abono, el cual nunca llegó.