Este 30 de noviembre se conmemora el Día del Servicio de Sanidad Militar, es decir, el personal conformado por médicos, enfermeras, especialistas, oficiales de sanidad, entre otros, que se han convertido en héroes contemporáneos por su dedicación y atención durante los años que el país y el mundo entero fue azotado por la pandemia por Covid-19.

Y es que a lo largo de aquellos dos difíciles años de crisis sanitaria, el personal militar correspondiente al área de Sanidad fue quien se encargó del manejo de algo que empezó como un padecimiento totalmente desconocido y con alto potencial de mortalidad para la población, redoblaron esfuerzos y arriesgaron su vida, no solo al servicio de personal militar y derechohabientes, sino también de civiles.

Uno de estos casos fue el del Hospital Militar Regional de Irapuato, una de las dos unidades que existen en la región y la única que se encuentra en el estado de Guanajuato. Durante la pandemia fue adecuada para priorizar la atención a pacientes Covid, inclusive un área del Octavo Regimiento Blindado de Reconocimiento fue adaptada para esta atención que fue brindada sin distinción, además de servir de sede de vacunación en varias ocasiones brindando atención rápida y de calidad a todos los ciudadanos no solo de Irapuato, sino de distintos municipios del estado.

La Capitana Primera Enfermera, María del Rocío Flores Nava, es ahora y desde enero del presente año Subjefa de Enfermeras y si bien durante la pandemia estuvo en área administrativa de la Dirección de Sanidad, fue testigo y partícipe de los esfuerzos realizados por la Secretaría de la Defensa Nacional, para brindar apoyo en atención a pacientes Covid, sin dejar de lado todas las demás atenciones, aun cuando muchos de los centros hospitalarios tanto militares como civiles se vieron rebasados ante el apresurado crecimiento del número de contagios.

Los centros hospitalarios militares atienden emergencias calificadas sin distracción, después los pacientes civiles no derechohabientes son canalizados ya estables a otros centros médicos.

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“La reorganización de unidades, a dónde canalizar a cada paciente, donde colocar las unidades, en ese momento se atendió personal militar y civil que también requerían atención inmediata, todas esas planeaciones llevaron a cabo desde la dirección de sanidad y la Secretaría de la Defensa Nacional”.

Servir es su labor

Pero el personal de sanidad militar, al igual que personal médico civil se enfrenta a otras cosas en la lucha por el bienestar de sus pacientes, pocos son quienes les agradecen sus esfuerzos, aun así, consideran una tarea gratificante el poder ver a un paciente regresar a su vida cotidiana.

“Todos tenemos ya una vocación, en lo personal, amo la enfermería, y es un orgullo pertenecer a las fuerzas armadas, el ejército mexicano nos llena muchos rubros de la vida”.

A lo largo de sus 20 años como enfermera militar, María del Rocío Flores Nava se ha desempeñado en distintas áreas; los primeros 10 años desde el Hospital Central Militar, ubicado en la Ciudad de México, donde trabajó en las áreas de hematología y de cirugía reconstructiva de pacientes quemados, por lo que ha visto un sin número de casos, algunos con buenos resultados, otros con tristes desenlaces.

“En el caso de médicos y enfermeras, nos volvemos a veces la única compañía de los pacientes, en algunos casos la familia no puede estar siempre con ellos y nosotros somos quienes tenemos más cercanía con ellos, siempre buscando que estén bien, que se sientan bien, que no necesiten nada mientras pasen en la atención hospitalaria”.

Además, al igual que todo el personal de las Fuerzas Armadas, se desempeñan con dualidad, además de sus labores como enfermera, también tiene labores militares las cuales varían de acuerdo con lo requerido por sus superiores.

Fue común ver a personal del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional en apoyo a todo lo referente a la pandemia, desde el traslado de insumos y vacunas hasta en los módulos, realizando labores de cercanía con personas de escasos recursos o con limitaciones para que pudieran tener alcance a atención digna y a completar sus esquemas de vacunación, lo cual se ganó el respeto y admiración cada día de más personas que los consideran ya héroes modernos mexicanos.