En la avenida San Roque antes de llegar a la glorieta del Puente de Guadalupe, se encuentra el señor Paulino de 80 años, quien a pesar de haber sufrido recientemente una fractura de cadera y de tener lastimada su rodilla, diariamente va a vender dulces de tamarindo y cacahuates para solventar los gastos de él y de su esposa, ya que comenta que sus hijos ya se encuentran casados.
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“A pesar de que tengo 80 años sigo trabajando, porque la vida se hizo para trabajar, no para estar acostados en la cama viendo televisión, para mi trabajar es lo mejor”.
Comentó que por el tiempo que lleva vendiendo, la gente ya lo reconoce y siempre que tienen oportunidad se acercan a él para comprarle o a veces solo para darle una moneda.
“Tengo mucho tiempo aquí, la gente que pasa diariamente por aquí ya me conocen y siempre que pasan me compran dulces, a veces nada más me dan dinero, pero no me va mal, ya solo somos mi señora y yo, mis cuatro hijos ya se casaron y ya hasta me van a dar nietos”.
Mencionó que gracias a que él y su esposa siguen laborando, no tienen problemas para solventar los gastos diarios.
“No le padecemos, porque mi esposa también trabaja como empacadora, de ahí nos sale para pagar la renta y los servicios de la casa”.
Contó que los dulces los hace junto con un amigo suyo que le ayuda todos los días a pelar los tamarindos y aseguró que esa era la parte más complicada.
“Los dulces los hacemos un compañero y yo, nada más que él no vende porque tiene otro trabajo pero siempre me echa la mano, porque el trabajo difícil es el pelar los tamarindos porque arden las manos, más o menos se tarda de cuatro a cinco horas solo en pelarlos y los doy a 10 pesos”.
Paulino tiene años de haberse mudado de su ciudad natal el Estado de México pero afirmó que le gustaba más vivir en el municipio de Irapuato y es feliz porque toda su familia vive en la misma ciudad.
“Yo soy del Estado de México, mi gente también ya anda aquí en Irapuato, pero me gusta bastante estar aquí, tanto que ya tengo más o menos 20 años viviendo aquí, ya puedo decir que soy irapuatense”.
“No sabía que había gente tan buena en Irapuato, un día un señor se acercó para decirme que como tenía mucho tiempo que no me veía y no me compraba dulces, me dio un billete de 500, hay personas muy buenas que no dudan en ayudarte”.
“Aquí me pueden encontrar todos los días sin excepción, de 9:00 de la mañana a 2:00 de la tarde y cuando prueben los tamarindos van a querer volver por más”.