Ladrilleros del municipio consideran que el traslado al parque ladrillero significaría acabar con esta industria, ya que aseguran los espacios y los costos terminarían por desaparecer el oficio.

De acuerdo a los testimonios recabados entre ladrilleros, quienes prefirieron guardar el anonimato, señalaron que dejar de trabajar en sus propios hornos, donde pueden quemar hasta treinta mil ladrillos en una sola quema, sería desastrozo para su economía, toda vez que los hornos instalados en el parque únicamente tiene capacidad para cinco mil unidades.

A decir de las autoridades estatales, estos hornos de alta eficiencia, que cuentan con chimenea, sistema lavador de gases y una baja emisión contaminante, refieren condiciones que generan ambientes totalmente distintos a los que los ladrilleros manejan y reducen hasta en un 70 por ciento la emisión de contaminantes a la atmósfera.

Pese a los beneficios ambientales que genera el parque ladrillero de Salamanca, han señalado que el proceso de transición de los hornos convencionales a este parque implica un tema social, económico y ambiental, que se irá dando por pasos.

En este contexto, los ladrilleros señalaron que “de este trabajo vivimos mucha gente, irnos quitaría fuentes de trabajo, 14 ladrilleros somos los sobrevivientes y si nos vamos para allá no va ser necesario que nos quiten, porque muchos abandonarán el oficio, simplemente no va ser costeable por la distancia y la capacidad de producción”, refirieron.

Detallaron que tan sólo en una de las ladrilleras que se ubican en el municipio trabajan un promedio de 20 personas, casi todos mayores de los 60 años, al trasladarse al parque se les daría un espacio de 20 por 20 metros, donde sólo podrían trabajar dos personas.

Hace unos años se estimaba que en Salamanca había cerca de 60 artesanos de ladrillo, de los cuales únicamente sobreviven 14, por ello consideran que el cambio hacia este modelo que promete resolver una importante problemática ambiental, marcaría el término de este oficio.