El Panteón Municipal de Irapuato tiene más de 130 años de antigüedad y, con el paso del tiempo, el lugar ha sido escenario de leyendas, que hoy en día no todos los irapuatenses conocen.
El Dato...
El panteón tiene más de 130 años de antigüedad y entre sus tumbas se cuentan toda clase de leyendas.
Más de 10 hectáreas forman parte del panteón de Irapuato, este está divido por sectores, las tumbas más antiguas que son cerca de tres mil, las gavetas murales y gavetas osario, pues toda persona que ha ingresado puede observar la gran cantidad de tumbas que hay en el lugar, y a pesar de que muchas se han deteriorado con el paso del tiempo, aún conservan su belleza y construcción que las distingue.
Pocos lo saben, pero la tumba más antigua del panteón tienen registro del 25 de febrero de 1890, la cual pertenece a don Francisco Juárez, quien falleció a los 67 años de edad; ésta permanece sellada, pero además, todavía está más conservada que el resto de las tumbas, pues su color azul intenso aún se distingue; sin embargo, el medallón que adornaba su parte superior, fue quebrado y dejado encima de la tumba, tal figura es similar a los medallones del Puente de Guadalupe de la ciudad.
A pesar de estar rodeados de cuerpos, los vigilantes del panteón aseguraron que el lugar tiene un ambiente muy tranquilo, donde lo único que se siente es paz y tranquilidad, como deberían estar los miles de seres queridos que permanecen en el sitio.
Una de las leyendas más famosas del Panteón Municipal es la de Adolfo Taboada Rivera, “el soldado”, que esta colocada en los primeros pasillos del panteón y no pasa desapercibida por nadie, ya que tiene estatua de soldado adorna su tumba.
De acuerdo con los vigilantes, la tumba fue restaurada supuestamente por una persona de la Marina, y, según la leyenda, el soldado se levanta cada noche para dar un recorrido por el panteón; además hay quienes aseguran que este es muy milagroso, por lo que también le suelen dejar ofrendas y flores, e incluso, las mujeres lo llegan a besar en el rostro como símbolo de gratitud por algún favor.
El árbol con la cruz, es otra de las historias que dejan anonadadas a los visitantes, pues en el centro del panteón hay un árbol que tiene más de 100 años de antigüedad, el cual creció sobre una tumba y en el interior de tronco aún conserva parte de la cruz de metal que la adornaba, también sus raíces son tan gruesas y largas que ni siquiera ha dañado las demás tumbas que la rodean.
El niño Mauri y la niña Blanquita, son dos niños que fallecieron y que los visitantes aseguran que estos siguen jugando entre las tumbas, el cuerpo de ambos niños permanecen en dos grandes mausoleos; pues Blanquita falleció en 1982 y su mausoleo sigue luciendo alegre, ya que está adornado con azulejos de colores, juguetes y flores; incluso, la gente cuenta que la niña es milagrosa.
Dos ángeles están colocados en el camino principal del panteón, uno de ellos mide cerca de dos metros, y las personas dicen que han visto que este extiende sus alas y vuela por las noches para vigilar las tumbas, y el otro que mide cerca de un metro, es el ángel del silencio, ya que con sus dedos toca su boca para procurar que no haya ruido para permitir el eterno descanso a las almas.
Cinco tumbas que están colocadas cerca del árbol con la cruz, pertenecen a una familia que falleció a causa de una pandemia, pues según las personas, ninguna de esas tumbas pueden abrirse debido al peligro que conlleva.