Tras la aprobación del incremento de 15% en el salario mínimo para el 2021; Enrique Diaz Díaz, obispo de la Diócesis de Irapuato, dijo que es complicado que haya un equilibrio para las empresas y para los trabajadores, principalmente por la pandemia, pues señaló que es necesario que se piense en la economía de todos y se evite perjudicar en la medida de lo posible a un sector de la población, donde más que empresarios o trabajadores, se vean como una familia.
El obispo de Irapuato dijo que el incremento del salario en plena pandemia es un tema delicado y que ha causado preocupación en algunos sectores, pues señaló que aunque sea un reclamo y necesidad de los trabajadores, es complicado también para las empresas y centros de trabajo ante las complicaciones económicas que han tenido a lo largo dela contingencia.
“El alza de los salarios y la realidad de las empresas es un tema muy complejo y muy delicado que se ha estado discutiendo mucho desde que dió el decreto del alza, por una parte es un reclamo justo quien va a vivir con un salario mínimo, pero pensando que al subir el salario mínimo tiene que subir todos los salarios, la queja de algunos es que estamos en una situación muy difícil, yo creo que tenemos que hacer mucha conciencia no se puede en estas situaciones tan difíciles medrar con la necesidad de los otros”.
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Por ese motivo, Enrique Díaz Díaz mencionó que es necesario que tanto trabajadores como empresarios, sean conscientes de la situación económica por la que todos están atravesando, donde no se busque sólo beneficiar a algunos, sino buscar el equilibrio para que a todos les alcance y nadie resulte perjudicado, más aún que la pandemia continúa.
“Ni hacia arriba ni hacia abajo, tenemos que hacer esa conciencia de que todos somos hermanos, en no quebrar a una empresa y en no dejar a un trabajador sin su salario, es muy difícil buscar este equilibrio y se tiene que buscar el mensaje de que en lugar de pensar más ahorita como empresarios o trabajadores, pensar como una familia, hasta donde nos alcanza la cobija, porque si le jalamos, descobijamos al otro”.