CELAYA, Gto. (OEM-Informex).- Con los ataques registrados contra el Arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz Jiménez y Fray Javier García Villafaña, quien fue asesinado, el pasado 21 y 22 de mayo, respectivamente, el padre José Natanael Torres García, sacerdote de la Diócesis de Celaya que se especializa en Derecho Canónico en Roma, mencionó que “queda evidenciada la estadística que pone a México como el país más peligroso de Latinoamérica para ejercer el sacerdocio o cualquier otra labor religiosa, una realidad que hunde sus raíces más profundas en la relativización de los valores y en la consecuente deshumanización y desacralización de la vida”.
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Ya que de acuerdo con la Unidad de Investigaciones Especiales del Centro Católico Multimedial (CCM) en el “Reporte Anual 2021: Situación de la Iglesia Católica ante la violencia en México”, se informa que el país mexicano es de los más peligrosos en América Latina para ejercer el sacerdocio, ya que en los últimos 31 años se cometieron 79 atentados contra sacerdotes, religiosos e integrantes de la Iglesia Católica.
Consideró que los recientes ataques a los sacerdotes, uno en Durango y contra Fray Javier la noche del lunes en la carretera que conduce de Cuitzeo-Capacho, en el municipio de Huandacareo, Michoacán, así como de cualquier otra persona “es un claro reflejo de que, por un lado, como sociedad hemos entrado en una grave decadencia moral y espiritual, y por otro, que el crimen organizado ha doblegado a las instituciones, actuando con impunidad y sobrepasando con mucho las capacidades del Estado de Derecho”.
Mencionó que su opinión sobre el atentado y el homicidio de sus hermanos sacerdotes es el mismo que el de los obispos mexicanos: “Que todo acto de violencia e impunidad debe ser tanto rechazado como condenado”.
NO HAY TEMOR DE DIOS
“Lo vemos claramente en todas las realidades sociales, muchas familias actuales están compuestas de matrimonios disfuncionales, formadas en una educación sin principios, valores, ni educación religiosa. Muchos hijos hoy aprenden de sus padres a ser machistas, violentos, a tener adicciones como el alcohol y otras drogas, pero ya no más cosas buenas y de provecho para la vida”.
Indicó que también a los hijos se les están enseñando antivalores inspirados en el mundo de la narco-cultura, a venerar la muerte y aborrecer la vida, más la de quienes se convierten en enemigos o adversarios a vencer.
“Muchos niños sueñan con ser narcos de alto nivel, esposas de criminales de alto rango y otros juegan en las calles a los sicarios. Todo este ambiente nos habla en nuestro país de un mundo que se ha olvidado de Dios considerándolo una mera idea o imagen que estorba en la vida personal, familiar y social. Ya San Juan Pablo II profetizaba, que el olvido de Dios nos costaría muy caro. Y apenas estamos comenzando a ver las consecuencias”.
El sacerdote aseveró que “lo peor está por venir. Y si ya no hay temor de Dios, ¿Habrá respeto para sus consagrados? Claramente no. Y eso que parecía lejano, hoy es una realidad. La falta de respeto total a Dios, a los religiosos, a la doctrina y a la Iglesia como tal, perseguida sistemáticamente por tantos gobiernos y medios de comunicación que invierten dinero y recursos para financiar una campaña antieclesial y anticlerical. Y todo esto, reitero, en México, es muy evidente. La persecución religiosa ha existido siempre, y se agrava cuando el estado en turno es pronunciadamente anticristiano”.
DESAFÍO PARA LA IGLESIA
Para la Iglesia Mexicana, dijo, este panorama actual les pone un desafío muy grande, ya que a ellos como pastores les está exigiendo a salir de las oficinas y salones parroquiales, porque muchos de ellos aún permanecen atrincherados y estáticos ante la cruda realidad en que sus “rebaños” sufren por tantas injusticias y por tanta impunidad.
“Nos está obligando a alzar la voz y defender nuestra libertad de fe y nuestros principios cristianos de todas aquellas voces mediáticas que representan un progresismo que es a todas luces antimoral y anticristiano. A confrontar a las autoridades que nos quieren privar de garantías a quienes nos decimos creyentes”.
“En fin, los obispos no se han quedado callados y han hecho frente a muchas cosas que han exigido de nosotros una respuesta. Y aún falta mucho por hacer. Yo invito a los fieles, y a mis hermanos sacerdotes, a seguir el ejemplo de Cristo, dar la vida en todo lo que hacemos y seguir desgastando las fuerzas en esos proyectos y labores que, aunque incomodan a muchos, habla de que la fe sigue siendo luz en medio de la oscuridad”.
Destacó que, si su voz no resonara, no habría quienes desearían callarlos. Además, aseguró que si las obras de fe no transformaran el mundo, no existirían enemigos como los que ahora tiene la Iglesia, por tal motivo, dijo que es importante seguir trabajando, pues la obra que ellos desempeñan no es suya, sino de Dios “que con su Espíritu nos anima a seguir adelante”.
“Quisiera, con caridad, hacer un llamado a las autoridades, pidiendo que por un momento dejen de estar pensando en el futuro propio y de su partido, para ponerse a solucionar los problemas del presente, pues el tejido social no se reconstruye sólo dando becas y pensiones, pavimentando calles y tapando baches”.
“El pueblo urge de nosotros, estado e Iglesia, la promoción de una renovada formación humana, que dé las bases, tanto a padres de familia como a líderes sociales, las herramientas para ir trabajando la sanación de cada una de las realidades en que se encuentran inmersos”.
Finalmente, refirió que "estado laico", no significa que sea ateo, ni mucho menos anticristiano, de lo contrario, es más bien ideológico. “Ojalá que se impulse un trabajo en conjunto que permita la instauración de la justicia y la paz que tanto anhelamos los mexicanos y los creyentes en Cristo Jesús”.