¿Te imaginas vivir en la época de la revolución y, además, experimentar ser secuestrado por las tropas villistas? Este fue el caso de Melchor Ayala, un irapuatense que en 1914 vivió en carne propia esta situación en la Ciudad de México.
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En el segundo tomo del libro “Pancho Villa”, escrito por el historiador austriaco Friedrich Katz, en la página número 36, se encuentra la historia de este hombre, quien tuvo un encuentro con las tropas villistas en diciembre de 1914 y que, gracias a varios documentos que tiene el Archivo Histórico Municipal de Irapuato, se tienen registros de que ejerció el puesto de Jefe Político del municipio de Irapuato en los años de 1886, 1891, 1903 y en 1910.
Esta información fue posible encontrarla, gracias a un testimonio de un hombre de origen británico apellidado Adams, quien narró que todo comenzó con el asesinato de un hombre y el secuestro de otro que ambos trabajaban para Melchor Ayala.
“Melchor Ayala, un ranchero de Irapuato a quien le mataron a su mayordomo y tomaron como rehén a su secretario, que para su liberación pagaron 500 pesos; pero esto no sirvió de mucho, ya que lo volvieron a encarcelar, teniendo la idea de que si lograban secuestrar a su jefe, la suma de dinero sería mucho mayor”, dice el texto con el testimonio de Adams.
Explicó que los villistas, al amedrentar al secretario, consiguieron que les diera la ubicación de una residencia ubicada en la calle Londres, en la actual colonia Juárez, de la Ciudad de México, donde se encontraba Melchor Ayala y su esposa.
“Con indicaciones del secretario, quien bajo amenazas tuvo que decir dónde se encontraba Ayala, llegaron hasta la residencia ubicada en la calle Londres y lo capturaron junto con su esposa, quien se encontraba muy enferma, a pesar de esto se encontraban bajo vigilancia durante todo el día”.
Concluyó contando que el hermano de la esposa de Melchor Ayala se encontraba buscándolos cuando también tuvo un encuentro con los villistas, quien lo obligó a sacar todo su dinero del banco.
“El hermano de la señora Ayala, Luis Covarrubias, se encontraba buscando a su hermana y cuñado pero también fue capturado, a punta de pistola fue obligado a ir hasta el banco para retirar y entregarles diecisiete mil pesos que tenía en depósito”.
Gracias a la gran cantidad de dinero para el rescate que fueron obligados a pagar, la familia pudo salir librada de las manos de los villistas, teniendo la suerte que no mucha gente tuvo en esta época.