María Antonieta Sánchez Rosas, artista escénica con corazón irapuatense

Desde una edad temprana comenzó su interés por el mundo del arte

Fátima Arton / El Sol de Irapuato

  · miércoles 28 de febrero de 2024

Bordando el bosque de Antonieta Sánchez 2023. Fotos: Cortesía / David Patricio Rubio - Emilio De la Garza - Álvaro Villalobos Hernández

María Antonieta Sánchez Rosas, una mujer de 31 años, nacida en Xalapa, Veracruz, pero que al haber pasado la mayor parte de su vida en Irapuato, ya se siente como irapuatense, pues fue donde se enamoró del patinaje artístico y la danza contemporánea; actualmente se encuentra viviendo en la Ciudad de México donde imparte talleres y clases de danza, además de colaborar con varios artistas escénicos.

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Desde que cumplí un año, mi familia decidió mudarse a Irapuato, así que prácticamente me formé ahí, pero al cumplir 19 años tuve que irme a la Ciudad de México y he regresado por periodos”.

Dos con Cola de Alejandra Marrufo, 2022. (FONCA).

Contó que desde una edad temprana comenzó su interés por el mundo del arte, ya que se dedicaba a actuar sus películas favoritas, pero fue hasta los cuatro años cuando se dio cuenta que le llamaba la atención el patinaje artístico, que por diversas situaciones no pudo dedicarse a ello, pero conoció la danza contemporánea, de la cual se enamoró.

Desde pequeña me ha gustado el arte, de pequeña me gustó poner películas las cuales las actuaba y cantaba pero me empezó a interesar en el patinaje artístico cuando tenía cuatro años, en Irapuato no había pista de hielo y mi papá comenzó a hacer un gran esfuerzo de llevarme cada fin de semana a León, duré llenado cuatro meses pero cuando ya me iban a inscribir a un entrenamiento más específico clausuraron la pista, mi mamá al verme triste me inscribió a talleres de danza contemporánea en la casa de la cultura”.

Malevolance de Sandra Milena Gómez, 2023.


Comentó que no hubo algo o alguien que la inspirara a dedicarse a su profesión actual sino hasta la adolescencia, cuando conoció a su artista escénica favorita, quien le demostró que el ser de altura baja no es impedimento para bailar.

No hubo alguien que me inspirara de manera temprana a dedicarme al arte, pero cuando cumplí 16 años me metí a un curso de verano donde conocí a mi bailarina favorita hasta la fecha Michelle Ferrer, quien me hizo entender que la altura no era impedimento para dedicarse a la danza, ya que al ser tan bajita yo tenía la idea de que no podía triunfar”.

A punto de dejar la danza

Explicó que estudió dos carreras universitarias al mudarse a Ciudad de México, danza contemporánea y literatura italiana; por el ambiente tan desagradable que vivió durante los primeros años de la carrera de danza estuvo a punto de renunciar, pero su madre fue quien la impulsó a continuar, ya que llevaba ya la mitad de sus estudios.

Estuve a punto de renunciar a la carrera de danza ya que en la primera academia en la que estuve me bajaron muchos los ánimos, porque me dijeron que no iba a poder bailar y no iba a tener un buen nivel siendo yo apenas una adolescente, es muy importante entender que lo que se le dice a la gente a una edad tan corta si llega a impactar demasiado, era un ambiente muy hostil, pero mi mamá me impulsó a seguir con mis estudios”.

Aseguró que sus familiares siempre fueron conscientes de su talento y amor por la danza, por ello siempre le brindaron su apoyo incondicional, aunque sí tuvieron sus dudas debido a que antes se creía que la danza contemporánea era más para la gente de alta estatura.

Mi familia siempre me apoyó, hubo algunas dudas por mi estatura porque se tenía el estigma de que las personas que se dedican a esta disciplina son muy altas, pero al descubrir a mi danzarina favorita esas dudas se disiparon”.

Narró que ha sido partícipe de varias convocatorias en las que fue invitada, siendo una de ellas en una residencia artística que fue creada por el Gobierno de Guanajuato durante la época de pandemia, además de colaboraciones con varios compañeros y amigos del gremio.

He participado en convocatorias en las que me han invitado, por ejemplo la primera fue con Raquel Chacón, una chica irapuatense que me invitó a una residencia artística a distancia que el gobierno de Guanajuato realizó, apoyé en la danza y dramaturgia del proyecto; después estuve en colectivos comunitarios y en años anteriores trabajé con Alejandra Marrufo, una chica de Oaxaca, que realizó un dueto infantil que se llamaba ‘Dos con Cola’; tengo un proyecto propio el cual pensé desde la carrera, la cual es una plataforma de creación, donde mis amigas y yo creamos una obra llamada ‘Bordando el Bosque’ el cual fue presentado en el Festival Nueva Danza Nueva Música; junto a mi pareja tenemos un dueto titulado ‘Pan de Otoño’ el cual fue seleccionado el año pasado para el Festival del Día Internacional de la Danza”.

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Agregó que actualmente se encuentra laborando en la facultad de Contaduría y Administración dentro de la Universidad Nacional Autónoma de la Ciudad de México y siendo encargada de un grupo de danza llamado Saloni.

Actualmente me dedico a impartir talleres en la facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, empecé con Danza y Conciencia Corporal y durante el año pasado me dieron la oportunidad de ser encargada del grupo representativo de la facultad de danza Saloni”.

Formar parte del mundo artístico es complicado por muchos aspectos pero yo los resumiría en la cuestión económica y falta de pedagogía, ya que me han dejado decepcionada, actualmente en los talleres de piso móvil en los que he estado me he encontrado con muchos docentes talentosos y altamente capacitados”.


Opinó que dentro de esta rama artística hace falta que los mismos creadores artísticos generen nuevos espectadores, ya que es una acción necesaria para que más gente los conozca y se interesen cada vez más.

Siento que hace falta interés en esta área artística por parte de los creadores escénicos en generar un público, ya que si queremos seguir teniendo espacios para que la gente se interese cada vez más es nuestra responsabilidad encontrar nuevo público y las obras de danza contemporánea no se hacen pensando en eso”.

Añadió que ha sufrido de prejuicios en ambas carreras, uno de ellos es que la gente cree que su trabajo es sencillo cuando en realidad no lo es y otro de estos es que siendo licenciada en letras consume marihuana.

Uno de los prejuicios a los que me he enfrentado es que bailar es fácil, pero en realidad es que no es así, es mucha chamba de escritorio y en cuestión de mi carrera de literatura es que somos consumidores de cannabis”.

Aprovechó para brindarle consejos a aquéllos jóvenes que quieran dedicarse a la misma profesión, siendo principalmente confiar en sus instintos y nutrirse de varios temas, no sólo del arte.

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Uno de los consejos que más me ha funcionado a mí es fortalecer el sentido de la intuición, ir a donde uno crea que es correcto y que te va a rendir frutos para nutrirse de proyectos ya que al salir al mundo laboral ya no es tan sencillo y, armen una red de confianza, deben de estar empapados de varios temas y de lo que sucede a nuestro alrededor”.