Le dan "bola" a la contingencia

Regresan boleros a trabajar

Patricio Serna| El Sol de Irapuato

  · martes 2 de junio de 2020

Retoman boleros sus actividades. / Fotos: Miguel Martínez | El Sol de Irapuato

GUANAJUATO, Gto; La serenata que emana del trapo deslizándose suavemente sobre los zapatos, la lluvia de anécdotas armoniza la escena, a la vez los dedos del bolero danzan delicadamente sobre las latas de finas tintas, elementos que conforman una latente y pintoresca tradición, hoy vuelven a dar vida al Jardín de la Unión.

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Por más de dos meses, el Jardín de la unión, inspiración de artistas, punto de encuentro para miles de personas y uno de los espacios con mayor historia de la ciudad fue víctima de una inefable soledad por la crisis sanitaria que originó el Covid-19.

En el jardín, se reúnen los grupos musicales, bares y restaurantes convierten todas las tardes en una verbena digna de una ciudad colmada de historias vivas.

En particular, son los boleros del lugar quienes forman parte de la anatomía del jardín desde hace ya varios años.

Cada uno tiene una sonrisa en el rostro, una historia que contar y convertir algo tan trivial como bolear zapatos en una experiencia única que solo se puede encontrar en el corazón de Guanajuato.

Nos perjudicó parejo a todos, esto fue parejo

Sin embargo, el confinamiento domiciliario para disminuir el riesgo de contagio obligó a los boleros a cerrar funciones, ese rincón con vista al Templo de San Diego y al Teatro Juárez quedó en la soledad hasta el pasado primero de junio.

Con la reactivación de la economía y el incremento de la movilidad en la zona centro, los boleros retornan a su sitio, donde día a día cumplen con su rutina, no solo de mantener el calzado impecable, sino de dar vida al jardín.

La situación no ha sido fácil, Marco Antonio Ramírez Méndez, tercera generación de un basto linaje de boleros, nos narra que estos últimos dos meses no han sido fáciles, pues su función le permite llevar el sustento a casa.

“Nos perjudicó parejo a todos, esto fue parejo y si mira, ahorita ya vimos que hay más movimiento, ya nos dieron luz verde para trabajar y aquí estamos a la orden”, expresa con una boyante mirada.

En promedio, Ramírez Méndez atiende entre siete y 1 pares de zapatos, aunque el número puede variar conforme al día.

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A cambio de 30 pesos, nuestro amigo bolero brinda una experiencia única, pues el tema de conversación va desde los acontecimientos deportivos hasta el acontecer dela política contemporánea.

El empeño que aplica a cada par de zapatos es tal, que incluso el teatro Juárez, a más de 15 metros de distancia se plasma en el reflejo que emana del brillo del calzado.

Afortunadamente, Marco Antonio cuenta con una tienda de abarrotes, la cual fue pieza clave para que una familia conformada por cuatro personas pudiera sobrellevar la contingencia.

A lo largo de su trayectoria, las manos de Marco han dado lustre y vida a los zapatos de personajes famosos, Cesar Évora y Pablo Montero han quedado fascinados con el trabajo del capitalino.

Aunque no tuvo oportunidad de dar brillo a las emblemáticas botas del ex presidente Vicente Fox, cuenta que su hermano si, sin embargo recuerda como acompañado de su gabinete se colocaban en el rincón a darse brillo mientras charlaban con los maestros boleros.

“No pero a mi hermano si, era muy común, de hecho por ahí anda una foto donde estábamos aquí, venía, en ese tiempo era el gobernador, todavía no era el presidente y venía seguido y aquí se boleaba con todos, toda su gente, también venía Martín Huerta cuando era su secretario particular”.

Hoy sale de nueva cuenta a cumplir con su obligación, con las manos ensalzadas en tintas y grasa, un orden casi hipnótico de cada una de su herramientas y con miles de anécdotas que contar recibe uno a uno a sus fieles clientes.