León, Gto.- La primera vez que Norma Irene Díaz Muñiz perteneció a una pandilla tenía 10 años, fue por aquello del 2010 luego de vivir violencia en su casa que como escaparate, buscó a la banda y se puso a vagar con los “Sin Cerebro” del Coecillo. No imaginó el cambio que daría con la llegada de sus hijos.
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Más temprano que tarde, las drogas llegaron a su vida y casi después la llegada de su primer hijo cuando apenas tenía 17 años de edad, pero “La Española”, así conocida desde niña, continuó el camino conocido, hasta que casi a los 20, sintió algo diferente, las ganas de hacer las cosas distintas y formar una familia como la que nunca tuvo.
“No pensé llegar hasta aquí, pensé que me iban a matar. Con mis hijos yo me siento bien, son mi motivo del día, le doy gracias a Dios porque me da la fuerza de seguir adelante, de seguir haciendo y que me gusta porque uno le echa ganas a la vida y ser la motivación de mi hijo porque me dice que quisiera ser como yo”, platicó.
QUIERE SER BARBERA
Luego llegó su hija, la que definitivamente hizo que el cambio se logrará acompañada de su esposo, con el que formalizará nupcias el próximo 12 de mayo y de quien ha recibido apoyo siempre.
El Programa Lobo, que se encarga de sacar a las y los jóvenes leoneses de las pandillas emanado por el Instituto Municipal de la Juventud (IMJ) fue un motor importante para que Norma Irene diera un cambio.
Ahora, da talleres de barbería en las colonias y pertenece a un club de bicicletas y carros lowrider denominado “Maniacos de León”, pero su sueño es darse a conocer y hacer crecer su negocio.
“Quisiera formar mi peluquería lo más grande que yo pudiera, yo quisiera enseñar porque también sé hacer trenzas africanas y yo quisiera dar como cursos, enseñar lo que yo sé y con lo de las arracadas que hago, de los paños, quisiera hacer mi negocio más grande, a darme a conocer más porque yo sé que se puede porque muchos empezaron desde abajo y sé que se puede”, agregó.
MADRES EN SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD
Norma mandó un mensaje a las mujeres que están criando y están en situación de vulnerabilidad en medio de una adicción a las drogas o una relación violenta, pues dice que es el pan de cada día en Brisas del Campestre, colonia donde actualmente vive.
“En la zona que yo estoy la mayoría de muchachas que están ahí están en sometidas a las drogas, al cristal y todo. El consejo que les daría es que no está chido estar en las drogas, no está chido pertenecer a una pandilla porque yo vengo de ahí y la verdad por el cotorreo no hay que buscar la puerta fácil, para mí no está chido eso, que le echen ganas, sí se puede, yo lo digo porque yo he podido porque yo también estuve en las drogas y he podido salir de ellas ser mi propia patrona porque yo antes en las fábrica o así”, añadió.
No tiene un recuerdo de un Día de las Madres en familia, sin embargo, dijo que está contenta porque está rompiendo el patrón de enseñarle a sus hijos que las cosas pueden ser diferentes desde la unión y el amor familiar.