La carpintería es su pasión y su arte

En su taller, el sonido de las máquinas modernas se mezcla con la sabiduría de décadas de experiencia de este carpintero

Paul Witrago / El Sol de Irapuato

  · jueves 26 de septiembre de 2024

Fotos: Paul Witrago / El Sol de Irapuato

Irapuato, Gto. Con más de 50 años de experiencia en la carpintería, Santiago Hernández Gutiérrez ha dedicado su vida a esta profesión que considera tanto su pasión como su arte, en entrevista para El Sol de Irapuato, en su taller ubicado en la calle Juan Escutia, Santiago comparte los inicios de su carrera y las satisfacciones que le ha brindado este oficio.

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"Prácticamente, desde los 10 años me dediqué a trabajar", relata Santiago, quien comenzó en la carpintería bajo la guía de su tío Jesús Gutiérrez Hidalgo. "Recuerdo que él tenía su carpintería por la calle Terán y yo estaba en quinto año de primaria", añade. Desde entonces, su interés por trabajar con la madera lo ha hecho crecer.

"Me nació desde niño el interés por lo que es la carpintería, porque uno se enseña a producir", comentó con alegría que a lo largo de los años ha aprendido a trabajar con diferentes tipos de madera, como el cedro, la caoba, el pino y la parota, entre otras. "He hecho muchas cosas", destaca, recordando sus años de mayor actividad entre 1985 y el año 2000.

Durante ese periodo, Santiago se encontraba en el apogeo de su carrera, fabricando muebles, cocinas, estanterías y libreros. "Eran demasiadas cosas", rememora, sin embargo, más allá de los objetos que ha creado, su mayor satisfacción ha sido poder mantener a su familia gracias a su oficio.

"Hasta la fecha me sigo manteniendo, y todavía me sigue gustando mi profesión", asegura, aunque admite que con el paso del tiempo, el cuerpo empieza a resentir los años.

Al preguntarle sobre la evolución de la carpintería con el avance de la tecnología, Santiago reconoce que las nuevas herramientas han facilitado el trabajo. "Ahora se trabaja menos, pero se avanza más rápido", explica, contrastando con los tiempos en que todo se hacía a mano, desde el corte con serrucho hasta los acabados finales.

A pesar de los cambios, para Santiago no hay mayor satisfacción que ver un trabajo terminado, siento muy bonito porque yo lo elaboré y fabriqué desde el principio hasta el final, dice con una sonrisa. Para él, la carpintería no es solo un oficio, sino un arte que sigue practicando con el mismo entusiasmo de cuando era niño, siempre con ese gusto.

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En su taller, el sonido de las máquinas modernas se mezcla con la sabiduría de décadas de experiencia, que solo un verdadero maestro carpintero como Santiago Hernández puede dirigir.