Jairo Zenón López fue un hombre muy conocido y querido por su familia y por muchas personas las cuales conoció durante sus múltiples viajes en moto a varios estados del país. Por ello no daban crédito que hubiera perdido la vida en un accidente ocurrido la madrugada del domingo.

Esa madrugada, Jairo regresaba de un evento “biker” en Irapuato, pero el destino le jugó una mala pasada, pues tuvo un fuerte accidente en el bulevar Díaz Ordaz, cerca del paso a desnivel de Álvaro Obregón. Con su muerte dejó a su esposa y su pequeña hija, así como a todos sus sueños, metas y aspiraciones.

Por ello, familiares y viejos amigos asistieron a la misa de cuerpo presente, realizada en las instalaciones del templo del Convento, de Irapuato, para así darle un último adiós; todos fueron sobre sus motocicletas y acompañaron a la carroza fúnebre la cual trasladaba el cuerpo de Jairo hasta el templo.

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Juan Diego Pérez, su mejor amigo y con quien fundó los motoclubs Black Panther y Lobos Negros, narró desde cuando se conocían y cuál será el recuerdo que perdurará de su larga y sincera amistad.

“Lo conocí desde hace siete años, cuando él se mudó del estado de Oaxaca al municipio de Irapuato por trabajo; a los dos nos gustaban mucho las motocicletas y nos decidimos a fundar nuestros motoclubs, Black Panther y Lobos Negros; con el paso del tiempo nos dejamos de ver tan seguido, debido al trabajo, pero nunca perdimos la comunicación, siempre nos llamábamos y platicábamos mucho.

“Jairo era una excelente persona y amigo, de esos que es complicado de encontrar en esta vida, nunca dudó en ayudar a quienes se lo pedían, había veces que uno se quedaba varado y sin importar que fuera en la carretera o muy tarde, él iba a brindar ayuda, si llegaba a un lugar sin importar que no conociera a nadie”.

Desde niño le gustaron las motos

Juan Diego Pérez relató que Jairo tuvo afición por las motos desde que era niño, pues así se lo había contado en varias pláticas que tuvieron.

“Las motos le gustaban desde que era pequeño, su hermano fue quien le mostró el gusto por rodar, viajar y conocer; fue por su hermano que tuvo la idea de crear su propio motoclub.

Por su parte, Emanuel Hernández, el vicepresidente del motoclub de Black Panther, también contó la dicha de haber conocido a una persona como él y que definitivamente se notaría su ausencia, lo extrañaría demasiado y que lo recordará con mucho cariño.

“Tuve la dicha de conocerlo durante siete años, tengo muchas cosas que decir de él, le encantaba la vida de motociclista, era una compañía incondicional, una de las mejores personas que conocí, no dudaba en apoyar a la gente, muy noble y le gustaba disfrutar la vida”, dijo.

Juntos recorrieron varios lugares, como la sierra de Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Tamaulipas.
“Teníamos viajes pendientes, ya un poco más lejos, quería ir a Oaxaca, Acapulco e Ixtapa, seguramente lo seguiremos haciendo, para que su memoria siga presente y podamos cumplir con este plan que tenía”.

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Al terminar la misa, el cuerpo de Jairo López fue trasladado hasta dónde sería su velorio y de nuevo fue escoltado por ambos motoclubs haciendo sonar los motores de sus motocicletas.