Los tradicionales barrios de Irapuato son una celebración que da identidad cada año a la población, aunque la celebración se ha transformado con el paso de los años y las generaciones, es algo que llena de entusiasmo a todos.
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El primer día de este festejo las colonias Floresta, Las Carmelitas, Rinconada de los Fresnos, Emiliano Zapata y Ucopi son quienes se preparan, la alegría comienza a verse en la calle a partir del mediodía.
Y es que la tarde lluviosa no detuvo a las familias de empezar a preparar sus casas y comida para recibir a amigos, familiares y uno que otro colado bajo el dicho popular de que “A los barrios no se invita, se llega”.
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Y de esta forma fue en el hogar de Mónica Juarez, que empezó con los preparativos desde la mañana, y es que la movilización en la avenida principal de Rinconada de los Fresnos también fue bastante en comparación con otros años y tanto ella como su hija se apresuraron para dejar todo listo para la noche.
A la antigua, como ella siempre vio que se hacía la preparación del pozole colocó una olla en una fogata en la cochera, su familia espera con ansias probar su pozole que ya se ha vuelto popular por ser el platillo principal de las celebraciones.
Su hogar luce adornos luminosos y una lona por si llegaba la lluvia con más fuerza, sillas y mesas rodeaban ya el sitio adornado con macetas de noche buena.
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Esta tradición la comparte con sus hijos e hijas y a su vez con sus nietos que también buscan involucrarse en la celebración y la ayudan apenas llegan, relató.
La colonia Rinconada de los Fresnos es un ejemplo de la transformación de esta festividad, pues a decir de vecinos, cada año hay más gente celebrando los barrios, inclusive esto es notorio en el área de juegos y puestos que cada vez es más grande pues antes solo se colocaba frente a la escuela primaria y ahora abarca gran parte de la avenida principal.
En otras calles desde antes del mediodía los vecinos empezaron a llenar de escarcha y luces los techos de las casas, Jose Lucio alcanzó a salir antes de que llegara la llovizna y como cada año desde hace seis adornar su hogar, su vecina Micaela Torres ya tenía su vaporera en la puerta donde estaba preparando el pozole.
Micaela tiene 71 años de edad y recordó que en su juventud veía las calles llenarse de papel de colores, cada calle era una fiesta llena de música y diversión y anhela aquellos tiempos pues aunque aún muchas familias celebran los barrios, si ha sido algo que se ha perdido un poco, dijo.
“Los barrios son una tradición muy bonita que deberían conocer todos, no podemos dejar perder estas fiestas”.