“A los barrios no se invita, se llega”, es el lema que enmarca a la celebración de los Tradicionales Barrios en Irapuato, que demuestran el valor de convivir y sobre todo compartir.
El 30 de noviembre inicia la lista de más de un mes de fiestas en las que todos pueden disfrutar de la comida, los ponches y hasta de un área de juegos mecánicos que se ponen en distintas colonias populares.
Sin embargo, la celebración de los Tradicionales Barrios en la actualidad, no distingue de clases sociales y ni siquiera de religión, pues si bien es una celebración que inició como parte del festejo a la Virgen de Guadalupe, ahora muchas personas más los celebran a su manera.
Y es que no hay quien se pueda negar a un plato de pozole, una tostada de cueritos o un vaso de ponche, y estos son solo los platillos más populares que sirven las y los anfitriones de los tradicionales Barrios.
Tal fue el caso de la familia Sedano Espín de la colonia Las Carmelitas, que sirvió a invitados y a otras personas que pasaron por su hogar un plato de pozole rojo que relataron que les tomó toda la mañana y la tarde preparar, aunque señalaron que es muy laborioso tener todo listo, pues desde la mañana salieron a conseguir todo para preparar los ponches con fruta fresca, al final todo vale la pena al tener un momento para platicar con familiares, amigos y por qué no, conocer a más personas que forman parte de sus comunidades.
Además invitó a vecinos a retomar costumbres antiguas como los adornos de las calles con papel picado.
Y así como no hay clases sociales ni diferencias de religión en esta celebración, tampoco la edad es impedimento para que puedan disfrutar de los Tradicionales Barrios, pues para los más pequeños, un paseo por las áreas de juegos mecánicos es casi obligatoria, una vuelta en el carrusel, o una partida de futbolito, seguida de unas fresas con crema o chantilly construyen recuerdos que años después florecen en la permanencia de esta tradición.
“Me gusta traer a los niños a conocer, desde que empezaron a caminar vienen a los juegos, y les encanta, el más grande, de 15 años ya me ayuda a preparar todo para la comida”, dijo Clara Campos Martínez, habitante de Rinconada de los Fresnos quien regresaba de trabajar entre la tarde y noche del sábado, lista para llegar a casa a llevar a sus hijos al área de juegos mecánicos.