Las escaleras de la Presidencia Municipal ha estado conservando por 50 años una de las más grandes obras del artista irapuatense y último eslabón del muralismo Salvador Almaraz: Mural de las Revoluciones.
Hace 50 años, la arquitectura del Palacio Municipal, la historia del país y de Irapuato inspiraron al artista Salvador Almaraz a crear una de sus más grandes obras; sin embargo, primero tuvo que trabajar durante meses para crear los bocetos y maquetas en su casa y taller de la Ciudad de México, para así, crear una de sus obras más ambiciosas.
Sin embargo, primero tuvo que convencer a Ramón Hernández Granados, quien era el presidente municipal de Irapuato en aquel entonces, de crear un mural que represente la historia del municipio y del México, donde le presentó sus proyecto que de inmediato fue aprobado, entonces regresó a Irapuato para iniciar su obra.
Durante 1968 y 1969, Salvador Almaraz realizó su obra con ayuda de sus amigos, también artistas, José Oropeza y Manuel Hernández, por lo que un año y medio le bastó a Almaraz para crear el mural de más de 500 metros realizado con un mixta de pinturas acrílicas sobre aplanados de cemento.
Desde hace 50 años, la obra aún continúa intacta en las escaleras de la actual Presidencia Municipal, los ciudadanos y turistas quedan maravillados ante el gran mural, el cual abarca las paredes y bóveda.
El mural se divide en tres secciones, la primera sección inicia de izquierda a derecha, donde refleja la llegada de las armas españolas a México, así como la muerte y miedo que provocó a su paso, ahí refleja al conquistador español Beltrán Nuño de Guzmán, donde su ambición ocasionó crueldad hacia los indígenas con los castigos.
A partir de ahí nació la nueva arquitectura, ahora muy representativa del país, en la obra también esta reflejada la violación a las mujeres indígenas y el nacimiento de una nueva raza, el mestizaje representado por una niña que es tocada en su cabeza por Vasco de Quiroga, señalando los conceptos religiosos y la opresión colonial.
En el centro del mural es inevitable observar a Miguel Hidalgo y Costilla, quien era guanajuatense y simboliza la lucha por la libertad, donde sostiene el estandarte de la Virgen de Guadalupe y es acompañado por el pueblo, quienes sólo tuvieron fuego y piedras como armas.
En la tercera sección representa a Benito Juárez y todos los que lo acompañaron por reformar nuevas leyes y tener un mejor país, dividir la iglesia del estado y luchar por la desigualdad social.
Ahí están plasmados los rostros de los héroes patrios como Aquiles Serdán, Francisco I. madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa y Venustiano Carranza.
La bóveda es quizá lo más representativo del origen de Irapuato, donde hay un chichimeca que es guiado por Dios de la Guerra, el cual dio origen al imperio Purépecha, también plasma los ríos y lagos de Guanajuato y ahí refleja una luna.
La leyenda de Eraitzicutzio surge ahí mismo, trata del sacrifico por amor, el sacrificio del amor de un joven guerrero chichimeca hacia Cutzi (la luna) que va a buscar donde la luna se refleja, es decir, Eraitzicutzio, el cual es el nombre de Irapuato.