/ miércoles 18 de abril de 2018

Huye de El Salvador Lucía y sus tres hijos

IRAPUATO, Gto. Lucía y sus tres hijos fueron parte de las 15 personas que integran la Caravana del Viacrucis Migrante que se quedaron en Irapuato, pues necesitaban recibir atención médica; sin embargo, este jueves se unieron de nueva cuenta con los 550 migrantes que todavía siguen con su objetivo de llegar hasta Tijuana.

En el rostro y en las palabras de Lucía se nota el miedo, ése que la obligó a salir de su país, El Salvador, del que dijo está secuestrado por la “Mara Salvatrucha”.

Lucía llegó hace cuatro meses a Tapachula, Chiapas. Llegó huyendo de El Salvador junto con sus hijos Karla, de 11 años; José, de siete años, y Areli, de dos años.

“Yo salí de El Salvador por amenazas, la situación en El Salvador es muy crítica, no aguantamos más, la Mara está en todo el país, roban, matan y el gobierno no hace nada, en algunas partes incluso están con ellos.

“Por eso decido salirme con mis hijos y venir a México, para refugiarme, porque es insostenible vivir en mi país”, dice la mujer.

En Tapachula, Lucía se enteró que saldría la Caravana del Viacrucis Migrante y que partiría con rumbo a Tijuana. Al saber esto, Lucía toma de nueva cuenta a sus hijos y decide emprender el viaje con ellos.

Desde el 25 de marzo, Lucía y sus hijos viajaron 22 días a bordo del tren, con los migrantes de la caravana que son mexicanos, hondureños, guatemaltecos y salvadoreños, como ella.

Sin embargo, al llegar a Irapuato, a Areli, su hija más pequeña, le fue detectada infección pulmonar, pues dormir en la intemperie le provocó una severa tos y resfriado.

“Cuando llegamos a Irapuato mi niña traía fiebre, llegó a tener hasta 38 grados, andaba cerca de los 39 grados, por eso me la internaron y nos quedamos aquí. Pero ya se mejoró, ya está bien y vamos a alcanzar a los compañeros que ya están ahora en Guadalajara”.

Para Lucía, hacer un viaje así con sus hijos no es algo sencillo. “Pero vivir en El Salvador tampoco es bueno para nosotros, yo tenía miedo, sigo teniendo miedo, yo no quiero regresar a El Salvador, prefiero quedarme en México, pero voy a intentar buscar asilo político en Estados Unidos, pero si no, me quedo en México y desde aquí saco adelante a mis hijos.

Dixi Dariela y su hijo Diego Santiago son también parte de los que se quedaron en Irapuato para ser atendidos médicamente. Al salir del Hospital General, donde fueron atendidos, fueron llevados a la Casa del Migrante de Irapuato, donde durmieron, comieron, se bañaron y hasta cambio de ropa pudieron tener.

Casa del Migrante, aliado de la caravana

La Casa del Migrante de Irapuato jugó un papel fundamental para apoyar a los migrantes de la caravana que arribaron el domingo por la tarde.

Guadalupe González, directora de la Casa del Migrante de Irapuato, aún no se explica cómo es que salió la ayuda para apoyar a los migrantes, pues prácticamente no tenían nada, el tiempo era su peor enemigo y a base de llamadas, de peticiones de voz en voz, lograron juntar comida para los migrantes, aunque ésta no fue suficiente.

“Si no hubiera sido porque la gente llegó a apoyar con alimentos, no sé cómo le hubiéramos hecho”.

Y es que en los últimos meses, la Casa del Migrante de Irapuato, fundada en 2010, ha enfrentado problemas, pues los donativos de alimentos para este lugar han disminuido. Aunque hay donantes “que no fallan”, como dice Guadalupe González, lo cierto es que cada vez hacen falta más cosas, sobre todo comida, artículos de higiene personal, jabones, cepillos de dientes, entre otras cosas.

La Casa del Migrante atiene mensualmente a unos 800 migrantes en la casa que está ubicada en la colonia La Pradera. Durante el martes, sirvió como refugio de ocho de las 15 personas que se quedaron en Irapuato. Además, dos más que estuvieron en ese lugar fueron apoyados para que pudieran regresar a su país, Honduras, pues el trayecto había sido pesado para ellos. Tal vez en otra ocasión vuelvan a intentarlo.

En la Central de Autobuses de Irapuato, Guadalupe González acompañó a los 15 migrantes que viajaron con rumbo a Guadalajara, donde se reunirán con sus compañeros de la caravana.

Lucía suspira antes de subir al autobús 6238 que la llevaría junto con sus hijos a Guadalajara. Voltea para atrás, pero dice que ella no regresa. Su idea es firme: llegar a Tijuana, la tierra que le promete un mejor bienestar a sus hijos. Y así, a las 9:20 de la mañana, los 15 migrantes que le faltaban a la Caravana del Viacrucis Migrantes salieron para unírseles y continuar juntos como desde el 25 de marzo que emprendieron este viaje.

IRAPUATO, Gto. Lucía y sus tres hijos fueron parte de las 15 personas que integran la Caravana del Viacrucis Migrante que se quedaron en Irapuato, pues necesitaban recibir atención médica; sin embargo, este jueves se unieron de nueva cuenta con los 550 migrantes que todavía siguen con su objetivo de llegar hasta Tijuana.

En el rostro y en las palabras de Lucía se nota el miedo, ése que la obligó a salir de su país, El Salvador, del que dijo está secuestrado por la “Mara Salvatrucha”.

Lucía llegó hace cuatro meses a Tapachula, Chiapas. Llegó huyendo de El Salvador junto con sus hijos Karla, de 11 años; José, de siete años, y Areli, de dos años.

“Yo salí de El Salvador por amenazas, la situación en El Salvador es muy crítica, no aguantamos más, la Mara está en todo el país, roban, matan y el gobierno no hace nada, en algunas partes incluso están con ellos.

“Por eso decido salirme con mis hijos y venir a México, para refugiarme, porque es insostenible vivir en mi país”, dice la mujer.

En Tapachula, Lucía se enteró que saldría la Caravana del Viacrucis Migrante y que partiría con rumbo a Tijuana. Al saber esto, Lucía toma de nueva cuenta a sus hijos y decide emprender el viaje con ellos.

Desde el 25 de marzo, Lucía y sus hijos viajaron 22 días a bordo del tren, con los migrantes de la caravana que son mexicanos, hondureños, guatemaltecos y salvadoreños, como ella.

Sin embargo, al llegar a Irapuato, a Areli, su hija más pequeña, le fue detectada infección pulmonar, pues dormir en la intemperie le provocó una severa tos y resfriado.

“Cuando llegamos a Irapuato mi niña traía fiebre, llegó a tener hasta 38 grados, andaba cerca de los 39 grados, por eso me la internaron y nos quedamos aquí. Pero ya se mejoró, ya está bien y vamos a alcanzar a los compañeros que ya están ahora en Guadalajara”.

Para Lucía, hacer un viaje así con sus hijos no es algo sencillo. “Pero vivir en El Salvador tampoco es bueno para nosotros, yo tenía miedo, sigo teniendo miedo, yo no quiero regresar a El Salvador, prefiero quedarme en México, pero voy a intentar buscar asilo político en Estados Unidos, pero si no, me quedo en México y desde aquí saco adelante a mis hijos.

Dixi Dariela y su hijo Diego Santiago son también parte de los que se quedaron en Irapuato para ser atendidos médicamente. Al salir del Hospital General, donde fueron atendidos, fueron llevados a la Casa del Migrante de Irapuato, donde durmieron, comieron, se bañaron y hasta cambio de ropa pudieron tener.

Casa del Migrante, aliado de la caravana

La Casa del Migrante de Irapuato jugó un papel fundamental para apoyar a los migrantes de la caravana que arribaron el domingo por la tarde.

Guadalupe González, directora de la Casa del Migrante de Irapuato, aún no se explica cómo es que salió la ayuda para apoyar a los migrantes, pues prácticamente no tenían nada, el tiempo era su peor enemigo y a base de llamadas, de peticiones de voz en voz, lograron juntar comida para los migrantes, aunque ésta no fue suficiente.

“Si no hubiera sido porque la gente llegó a apoyar con alimentos, no sé cómo le hubiéramos hecho”.

Y es que en los últimos meses, la Casa del Migrante de Irapuato, fundada en 2010, ha enfrentado problemas, pues los donativos de alimentos para este lugar han disminuido. Aunque hay donantes “que no fallan”, como dice Guadalupe González, lo cierto es que cada vez hacen falta más cosas, sobre todo comida, artículos de higiene personal, jabones, cepillos de dientes, entre otras cosas.

La Casa del Migrante atiene mensualmente a unos 800 migrantes en la casa que está ubicada en la colonia La Pradera. Durante el martes, sirvió como refugio de ocho de las 15 personas que se quedaron en Irapuato. Además, dos más que estuvieron en ese lugar fueron apoyados para que pudieran regresar a su país, Honduras, pues el trayecto había sido pesado para ellos. Tal vez en otra ocasión vuelvan a intentarlo.

En la Central de Autobuses de Irapuato, Guadalupe González acompañó a los 15 migrantes que viajaron con rumbo a Guadalajara, donde se reunirán con sus compañeros de la caravana.

Lucía suspira antes de subir al autobús 6238 que la llevaría junto con sus hijos a Guadalajara. Voltea para atrás, pero dice que ella no regresa. Su idea es firme: llegar a Tijuana, la tierra que le promete un mejor bienestar a sus hijos. Y así, a las 9:20 de la mañana, los 15 migrantes que le faltaban a la Caravana del Viacrucis Migrantes salieron para unírseles y continuar juntos como desde el 25 de marzo que emprendieron este viaje.

Local

Celebran a Santa Cecilia en Irapuato; una fiesta llena de música y devoción

Santa Cecilia es una de las santas más veneradas en la tradición católica, conocida como la patrona de los músicos y la música

Local

Ya puedes tramitar la Pensión Mujeres Bienestar en Guanajuato; te decimos cómo hacerlo

Es un apoyo que fue pensado para que mujeres mayores de 60 años puedan tener dinero extra para solventar sus necesidades y tener acceso a una vida digna

Local

¿Ya tienes tus regalos navideños? Este lunes inicia la venta navideña en la Plaza del Comercio de Irapuato

Comerciantes mencionaron que estarán instalados en la explanada de la Plaza del Comercio hasta el próximo siete de enero

Local

Obtiene Irapuato más de 673 mdp en derrama económica durante la mitad de noviembre

Irapuato tuvo una derrama económica superior a los 673 millones de pesos y recibió a más de 203 mil personas en los distintos eventos

Local

¡Llega Aliadas a Guanajuato! Antes Tarjeta Rosa, Te contamos cómo tramitarla

El Gobierno de Guanajuato lanza el programa Aliadas, que ofrecerá apoyo económico a las mujeres a través de la Tarjeta Rosa, con un proceso de registro digital sin filas