HUANÍMARO, Gto.- Fue celebrado el miércoles de ceniza y con este da comienzo la cuaresma, y en el municipio de Huanímaro se da este momento de conversión acercándose a Dios, dijo el señor cura, José Solorio Estrada, al realizar la imposición de la ceniza en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe.
La imposición de la ceniza representa el reconocer que hemos sido sacados del polvo y que somos polvo, pero con la gracia de Dios somos personas, somos seres humanos y que la vida está en las manos de Dios y la ceniza es un signo sacramental que nos invita precisamente a reconocernos limitados, humildes pero grandes por la gracia del señor.
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Mas allá de ser un acto de tradición este miércoles de ceniza es un acto de fe y en donde los católicos de este municipio han acudido a la iglesia para tomar la ceniza y en este sentido saber que somos pecadores, el saber que nuestro pecado duele y ante ello nos lleva a reconciliarnos con Dios en la ceniza que nos recuerda que delante de él no somos nada, dijo el párroco Solorio Estrada.
Recordemos que el primer hombre Adán y Eva fueron creados del barro, Dios puede hacernos nuevos cuando nosotros nos postramos delante de él y reconocemos que no somos nada, somos cenizas por que al final de nuestras vidas vamos a morir y nuestro cuerpo se va a descomponer se hará polvo.
Por lo que precisamente el iniciar la cuaresma recordamos las palabras “polvo eres y en polvo haz de volver”, es recordar el origen de saber que nuestra vida no termina aquí, ya que la verdadera vida es con Dios y que a partir de las cenizas el puede hacer un hombre nuevo o una mujer nueva.
Huanímaro fiel a sus costumbres y tradiciones pero sobre todo siendo un pueblo de fe los habitantes se hicieron presentes desde temprana después de realizarse la primer bendiciéndose la misa que al termino de esta comenzaron a tomar como fieles católicos al comenzar la cuaresma, que es para tomar la ceniza e iniciar con ello la cuaresma que es un tiempo que invita a la conversión, al arrepentimiento por cambiar nuestra vida, nuestro rumbo, nuestro camino para ir al encuentro con Dios, con el resucitado. Concluyó diciendo Don José Solorio párroco huanimarense.