“Mi área fuerte siempre fue sociales en El Sol de Irapuato”: Hortensia Moreno

Desearía volver, ver a todos mis compañeros y sentarme en mi antiguo escritorio y de poder continuar escribiendo mis reportajes

Paul Witrago / El Sol de Irapuato

  · miércoles 20 de noviembre de 2024

Un icono es Hortensia Moreno en El Sol de Irapuato; en 1954 comenzó a trabajar en el periódico. Fotos: Martín Martínez / El Sol de Irapuato

Para mí, trabajar en El Sol de Irapuato fue una de las etapas más significativas de mi vida, estar ahí se convirtió en una pasión que se siente en las venas, en cada articulación del cuerpo, cuando uno ama de verdad su trabajo, como lo hice yo, se vuelve algo indescriptible, un compromiso casi tan profundo como un matrimonio”, compartió emocionada Hortensia Moreno, quien dedicó casí seis décadas de su vida a esta profesión.

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Tencha recuerda cómo fue su comienzo su historia con el periódico, como lo dijo ella: “Todo inició en 1954 gracias al Lic. Alfonso Chico Patiño, yo trabajaba distribuyendo periódicos, no como empleada, sino como distribuidora independiente, fue ahí donde me conoció y me invitó a unirme al equipo, me dijo que estaban buscando una secretaria, al principio dudé porque no me sentía capacitada para trabajar en una empresa que apenas comenzaba, pero que ya mostraba un gran potencial para convertirse en algo importante en Irapuato.

Un día después, Hortensia recibió una nueva propuesta por parte del licenciado que le dijo: “Necesitamos una cajera y este será su lugar, usted será responsable de recibir los pagos de las publicaciones y de administrar los sueldos de los trabajadores y fue así como comenzó mi camino dentro del periódico”.

Tras un año como cajera, su trayectoria dio un giro inesperado, comentó Tencha. “Trabajaba junto a María Rivera y Rosario Mata Torres, quienes eran reporteras de sociales, un día, María me pidió que la acompañara a los clubes a tomar notas para las coberturas, ya que en esa época, el fotógrafo y la reportera trabajaban por separado, así fui aprendiendo, observando cómo entrevistaba y recopilaba información, poco después, la mamá de María enfermó y ella tuvo que retirarse y de repente, me encontré con mi libreta y pluma lista para reportear”.

Mi primera experiencia como reportera dejó una huella que siempre he recordado, tuve que entrevistar a un obispo que estaba de visita en casa de una familia reconocida de la ciudad, su presencia me impresionó tanto que me quedé muda, pero él, muy amable, comenzó a contarme sobre su vida, fue entonces cuando descubrí que preguntar sobre la infancia o los orígenes de las personas era una forma efectiva de conectar con ellas y obtener grandes historias”.

En aquéllos tiempos, trabajar en El Sol de Irapuato era casi como tener una llave mágica. Decíamos: 'Vengo de El Sol de Irapuato', y las puertas se abrían sin complicaciones, nunca nos pedían credenciales; esa confianza nos permitió crear lazos estrechos con la comunidad”.

Uno de esos lazos se forjó con Milagros García de Alfaro, a quien Hortensia recuerda que ella publicó su primera comunión, años después, cubrí su boda, los bautizos y las fiestas de sus hijas. Fue hermoso ser parte de momentos tan importantes en la vida de las personas, agregó Tencha.

El Sol de Irapuato fue mi pasión, incluso cuando mi esposo me pedía que lo dejara, nunca pude hacerlo, a pesar de los cambios y desafíos, siempre sentí un profundo cariño y gratitud hacia el Lic. Alfonso Chico Patiño y mis compañeros, quienes me hicieron sentir como en casa, eso fue fundamental para amar lo que haces”.

Tuve grandes compañeros, fotógrafos y redactores, era inevitable tener diferencias, pero siempre supimos trabajar juntos”.

Paso frente a El Sol de Irapuato y se me llenan los ojos de lágrimas, desearía volver, ver a todos mis compañeros y sentarme en mi antiguo escritorio recuerdo las pesadas máquinas de escribir que nos dejaban las manos adoloridas y las computadoras que nos deslumbraban con su luminosidad, cada director me tuvo paciencia y me apoyó, algo que siempre agradeceré”.

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Trabajar en El Sol de Irapuato fue algo maravilloso que requiere mucho espíritu y amor por la profesión, y yo lo tuve y siempre lo tendré”. Entre lágrimas y nostalgia, finalizó Tencha.

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