Irapuato, Gto.- El señor Guadalupe Vargas lleva ya más de 60 años siendo peluquero, quien aprendió desde muy pequeño esta profesión en la peluquería La Regia, un establecimiento reconocido en años pasados como una de las mejores en todo el estado de Guanajuato.
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“Llevo 66 años siendo peluquero, comencé a los 12 años siendo un chícharo, así se les llamaba a los que se dedicaban a recoger el pelo, barrer, trapear y a hacer mandados, no fue hasta después de cinco años que me empezaron a enseñar a pelar”.
Narró que al ser de una familia con escasos recursos tuvo que trabajar como boleador durante mucho tiempo pero, a pesar de esto, pudo estudiar la secundaria y la prepa gracias a una beca en la escuela Juan Duns hasta que no pudo seguir con una carrera universitaria por la cuestión económica.
“Yo vengo de una familia muy pobre, mis dos padres eran analfabetas, antes de conocer la peluquería trabajaba boleando los zapatos de mucha gente pero no era suficiente para solventar mis estudios, no fue hasta que me brindaron una beca completa para estudiar en la escuela Juan Duns Escoto, una escuela que daban clases muy completas desde latín y griego; llegué nada más hasta la prepa técnica porque era imposible solventar los gastos de una carrera universitaria pero fue cuando comencé de lleno a ser peluquero”.
Explicó que la profesión ha cambiado con el paso de los años, tanto como las herramientas que se utilizaban, quienes se dedicaban a ser peluqueros y el tiempo que se tardaba en hacer un corte que actualmente se hace en menos de 20 minutos.
“La mayor parte de las herramientas que se usaban antes no se parecen mucho a las actuales, usábamos lo que era una máquina manual para cortar el volumen del cabello, nos tardábamos alrededor de una hora para hacer un corte que actualmente es considerado fácil, la máquina dejaba disparejo el cabello y lo emparejábamos con la tijera y el peine para después usar una navaja para afeitar que servía para hacer el contorno, algo realmente peligroso porque si podías llegar a cortar de gravedad a los clientes si no se usaba con mucho cuidado”.
También aprovechó para contar cual era el significado que tenían los postes de tres colores, conocidos como ‘Caramelos’, algo que también con el tiempo cambió.
“Casi nadie conoce el significado de los caramelos que se colocaban por fuera de las peluquerías, estas cuentan con tres colores que representaban la profesión, el blanco representaba que los peluqueros debíamos trabajar usando una bata como si fuéramos médicos; el rojo significaba que sabíamos manejar la sangre porque antes los dentistas no eran quienes extraían las muelas sino nosotros, también les ayudábamos a los cirujanos a abrir la piel y también a suturar; y por último, el color azul quería decir que era una profesión en la que solo los hombres podían dedicarse”.
Añadió que sigue trabajando como peluquero pero solo con los clientes que ha atendido durante muchos años los cuales les ha llevado a sus hijos a que les corte el cabello.
“Actualmente sigo dedicándome a lo mismo, solo que ya solo le corto el cabello a mis clientes que vienen conmigo desde hace mucho tiempo, me ha tocado atender hasta cuatro generaciones de una misma familia, eso me hace sentir que mi trabajo es bueno, tanto que siguen confiando en mis habilidades”.