Francisco Hernández es un artesano que lleva aproximadamente 30 años creando piezas a escala de arquitectura de varias partes del mundo, incluyendo al municipio de Irapuato.
Francisco Hernández, de 86 años, contó que a pesar de que no gana del todo bien con sus trabajos artísticos, continúa haciéndolos, debido a que le apasiona.
“Tengo aproximadamente 30 años haciendo edificios a escala, empecé sin saber qué estaba haciendo, pero me propuse a seguir mejorando, hasta la fecha sigo buscando que me sigan quedando mejor”, dijo.
Explicó que el material que usaba inicialmente era el unicel, pero al querer mejorar su trabajo buscó otros materiales más resistentes y que le permitieran ponerles más detalles.
“Empecé haciéndolos con unicel, pero los materiales que utilizo actualmente son yeso con cemento blanco y gris, para algunas uso madera de palma, me tardo aproximadamente un mes y medio en elaborarlos, ya que muchos de ellos tienen muchos detalles y me esfuerzo en que queden lo más parecido a la realidad; hubo uno que era del templo ortodoxo ruso, con ese me tardé como dos meses, porque era muy grande y con muchos detalles”.
Narró que muchas de las piezas artísticas son representativas de muchas partes del mundo, incluyendo al municipio de Irapuato, las cuales las ha visto en libros arquitectónicos que ha comprado con el paso del tiempo.
“Algunas piezas que he hecho a lo largo de mi trayectoria son de la ciudad de Irapuato, hace tiempo hice uno del Templo de San José, pero también hago de otras infraestructuras de otras partes del mundo, compré un libro para ir sacando los modelos, tratando de que si repito alguno, cambiarlo para que sean piezas únicas”.
Comentó que muchas personas que se acercan con interés a ver su trabajo no quieren pagar el valor que él considera que tienen, tomando en cuenta la inversión de material y más que nada de tiempo y que por el miedo a que no se vendan, acepta que le regateen, lo cual es la realidad de muchos artesanos y si bien él no lo hace por tener mucha necesidad, ya que su familia lo apoya, hay gente que sí, lo que lo entristece.
“Mucha gente se acerca a ver mi trabajo porque les gusta, lo que ya no les agrada es el precio, la mayoría de quienes me han comprado me regatean, hubo una ocasión en la que quise vender una pieza a mil pesos y la persona me la compró a 700 pesos, yo por miedo a no sacar dinero o que se me vayan quedando mis trabajos, por eso acepté, pero sí ha habido gente también que les digo el precio y lo pagan sin dudar”.
Debido a que no obtiene el pago correspondiente por su arte, la familia de Francisco Hernández le ha dicho que ya no trabaje en esto, exponiéndose a salir a las calles a vender, pero él lo sigue haciendo por gusto y no dejará de hacerlo.
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“Mi familia me ha dicho que mejor deje de trabajar en esto, porque la gente no aprecia mi trabajo, pero les he dicho que a pesar de esto, yo seguiré haciéndolo porque en verdad me apasiona, seguiré buscando mejorar”.