El catorceavo aniversario de la canonización de San Rafael Guizar y Valencia se realizó por primera vez de manera atípica, pues cada año el templo de San Juan Bosco suele recibir decenas de devotos quienes acuden a visitar a su santo patrono por los milagros concedidos, sin embargo, en esta ocasión la celebración fue a distancia por las adversas condiciones sanitarias.
El Dato...
Desde hace 14 años que fue canonizado irapuatenses lo visitan en San Juan Bosco.
Desde que Monseñor Guizar y Valencia fue canonizado por el papa Benedicto XVI en 2006, fieles católicos en Irapuato han convertido en una tradición visitar la imagen de su Santo Patrono como agradecimiento por su intercesión ante Dios para la concesión de milagros, este año el templo lució con pocos feligreses.
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Uno de los sacerdotes privilegiados en México es el padre del templo de San Juan Bosco, Roberto Recio, originario de Saltillo Coahuila, quien relató que hace 15 años recibió como regalo de otro cura el cáliz de San Rafael Guizar y Valencia durante una visita que realizó a la Ciudad de México.
Manifestó que poseer el cáliz con el que Guizar y Valencia llevaba a cabo la consagración en las misas que oficiaba en Xalapa, Veracruz, lugar de donde era Obispo, representa un gran honor para él, ya que es una reliquia de la iglesia católica pues Monseñor fue un sacerdote quien prometió su ojo izquierdo para salvar a un pecador, doce años después de su muerte fue exhumado el cuerpo encontrado incorruptible y sin su ojo.
“Me considero un privilegiado porque tengo el cáliz de San Rafael Guizar y Valencia, un sacerdote me lo regaló cuando fui a la Ciudad de México, no es cualquier cosa estamos hablando del Cáliz con el que Monseñor realizaba la consagración en las misas que él oficiaba”.
La devoción de los católicos irapuatenses por Rafael Guizar surge por los milagros concedidos, Bernabé Flores, sacristán del templo, relató que existe una historia de una madre que pidió a su santo patrono por la salud visual de su hijo quien fue sometido a una riesgosa cirugía y tras ser operado con éxito, una de las pupilas de su descendiente era del color del Obispo.