Irapuato, Gto. (OEM).- Algunos estudiantes de nivel superior regresan a clases este lunes. Las y los jóvenes que buscan ser profesionistas deben hacer sacrificios e inversiones fuertes, algunos lo hacen por su cuenta, otros con apoyo de sus familias.

Si bien muchos tienen que recurrir a partir de su hogar y buscar mejor oferta educativa en otros municipios o estados y lo hacen en escuelas públicas, esto no aminora la inversión que hacen en busca de una mejor oportunidad de vida.

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¿Cuánto cuesta ser un estudiante foráneo en realidad?, las cantidades varían según las carreras, ubicaciones entre otras, en Guanajuato se estima que son al menos 7 mil pesos para cubrir gastos básicos, rentas, transportes, material, entre otros.

Daniela Franco Zúñiga es una estudiante del nivel superior en Guanajuato, ella compartió cómo ha sido su experiencia personal en ser estudiante foránea, desde los gastos que representa el vivir en otra ciudad como los sentimientos que le evoca estar lejos de su familia.

A pesar de que muchas y muchos jóvenes estudian en la universidad en instituciones educativas públicas, están sujetos a varios gastos, como lo son los servicios del agua, luz, gas e internet, también la comida, la renta y los materiales que requieran dependiendo de la carrera que se encuentren cursando.

Daniela quien se encuentra estudiando el cuarto semestre de la carrera de Arquitectura en la Universidad de Guanajuato contó que los gastos que ella debe hacer cada mes es aproximadamente de siete mil pesos, cantidad que a veces puede llegar a variar debido a que los materiales que necesita son algo costosos.

“Cada mes hay que pagar la renta que es de dos mil pesos, utilizo el servicio de camiones cada fin de semana para regresar a Irapuato y son 300 pesos, de comida gasto dos mil pesos pero normalmente la compro en la ciudad para llevarla ya hecha hasta Guanajuato. Los gastos de material va desde los mil 500 pesos pero esto llega a variar porque a veces resulta más caro o más barato y sobre los servicios yo no los pago debido a que ya están incluidos en la renta; normalmente la inscripción es cada semestre, como esta vez tocó pagarla también lo incluí en los gastos siendo mil 850 pesos”.

Contó que en su experiencia personal que, al principio el vivir en otra ciudad lejos de sus seres queridos fue complicado, pero con el paso del tiempo se fue acostumbrando representando una vivencia agradable.

“Al principio un poco difícil por estar lejos de la familia, y tener que acoplarme a organizarme más en mis actividades ir a la universidad, pero después al acostumbrarme no está mal, es una experiencia padre pero a la vez arriesgada”.

Comentó que con el paso del tiempo muchos de sus compañeros tuvieron que salirse de la carrera debido al reto tan grande que representaba para algunos el cumplir con sus proyectos y también por cuestiones económicas.

“Al inicio había un poco más de las personas que estamos ahora, y varios desertan porque está pesada la carga de trabajos y tareas o igual que no puedan mantenerse fuera de sus hogares”.

Aseguró que el gobierno podría ayudar a las y los jóvenes a terminar sus carreras ya que hay muchos con talento, pero por culpa de no contar con una buena estabilidad económica se ven obligados a desistir.

“Sí, creo que el Gobierno podría apoyar más a los estudiantes, porque sí hay personas que tienen las ganas y potencial para seguir con sus estudios pero por el dinero no lo pueden hacer”.

Afirmó que el vivir lejos de su familia le ha ayudado a tener una mejor organización en sus tiempos, a administrar su dinero y también a madurar.

“Creo que me ha servido para aprender a organizarse en tiempos, y aprender a gastar de manera adecuada, a madurar y saber valerme por mí misma en una ciudad que sólo conocía cuando iba a turistear con mi familia”.

Compartió que al ser una estudiante foránea le gusta bastante el conocer a más gente y el tener la capacidad de cuidarse por sí misma, pero también dijo que lo que le disgusta es no poder estar con sus seres queridos y mascotas.

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“Lo que más me gusta es que tengo el apoyo de mi familia desde aquí, también he aprendido a madurar, he conocido a muchísimas personas y también he aprendido a valerme por mí misma en todos los ámbitos de mi vida; lo que menos me gusta es estar lejos de mi familia y de mis mascotas”.