En Irapuato, un grupo de aproximadamente 150 familias migrantes, que son alrededor de unas 300 personas entre adultos, adolescentes y niños, han esperado con ansias la aprobación de sus citas para obtener una Visa humanitaria, que les permita ingresar legalmente a Estados Unidos.
La situación actualmente es complicada y se ha agravado con el aumento del control migratorio en las rutas de tren, haciendo más difícil y peligroso el viaje para quienes intentan llegar a la frontera, así lo explicó Lilia Sánchez, encargada del área de comunicación de Amigos del Tren México.
“Muchos de los migrantes prefieren quedarse en Irapuato durante la espera de sus citas, ya que consideran esta ciudad un lugar relativamente seguro y con mejores condiciones que otras ciudades fronterizas”.
Anna Rojas, una migrante de origen venezolano, cumplió 46 días en espera de su cita en Irapuato junto con su cuñado, su suegro, su pareja y sus dos hijos y señalan que aún no saben cuánto más deberán aguantar en el municipio.
"Decidimos esperar aquí porque es más seguro y contamos con el apoyo de amigos del tren que nos brindan comida, queremos hacer todo desde lo seguro para evitar que nos regresen a Tapachula, que es el inicio del viaje o hasta nuestros países ", comentó Anna Rojas.
Añadió que la cita debe ser conseguida a través de una aplicación que es proporcionada por el gobierno de Estados Unidos, conocida como CBP One; el tiempo de espera para una cita puede variar entre 15 días a ocho meses, lo que ha obligado a las familias a establecerse temporalmente en lugares donde se sienten seguros y tienen acceso a recursos básicos.
"La espera es difícil, sobre todo para los niños que son los que más sufren", añade Anna Rojas, quien destaca la importancia de la empatía y el apoyo mutuo entre los migrantes.
Mencionó que en el municipio de Irapuato ha encontrado gente con actitudes tanto de solidaridad como de rechazo hacia los migrantes, pero Anna Rojas enfatizó la necesidad de empatía y comprensión.
"Debemos ser fuertes y valientes, y confiar en que Dios nos ayudará a cumplir nuestros propósitos".
Mientras esperan sus citas, muchos migrantes han optado por buscar trabajos temporales y también se han dedicado a la venta de productos para poder mantenerse, en el caso de Anna Rojas y su familia venden cigarros entre los mismos migrantes, pero también se dedican a pedir ayuda en los semáforos
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"Nos apoyamos entre nosotros, compramos lo que los demás venden y tratamos de mantenernos ocupados para que el tiempo pase más rápido", concluyó Anna Rojas.