Cantinflas fue un personaje creado y caracterizado por Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes el cual, apareció en más de 50 películas mexicanas marcando a generaciones con su actuación llena de comedia; lamentablemente murió hace 30 años pero, en el municipio de Irapuato se encuentra Vicente Robles Blanco, un hombre de 68 años de edad nacido en Salvatierra Guanajuato, que lleva toda su vida obteniendo sustento en varios trabajos, siendo payaso y también lleva 37 años recreando a este personaje.
“Llegué de cuatro años de edad a Irapuato, cuando cumplí 15 años busqué muchos trabajos para ayudarle a mi familia a salir adelante, fui bolero, chiclero, vendedor de periódico, alcahuete llevando encargos a varias parejas y para mi que en la actualidad pueda seguir trabajando es un logro”.
Narró cómo le nació la idea de vestirse y actuar como Cantinflas, donde todo empezó gracias a un viejo amigo, el payaso Yeyo quien lo invitó a actuar en un bar ubicado en el municipio de Salamanca enseñándole a interpretar a este tan famoso personaje y que lo impulsó a seguir interpretándolo.
“No recuerdo cómo se llamaba este bar que estaba en Salamanca pero, Marcelo Quijas el payaso Yeyo fue quien me invitó, al dueño le gustó mi personaje pero nunca llegamos a ningún acuerdo, al regresarme a Irapuato había un cine que estaba en quiebra y me pidieron propuestas para levantar el negocio o de plano cerrarlo, yo le propuse hacer funciones de matiné gratis para los niños pero los adultos si pagan, le ofrecí mis shows y me dieron luz verde para realizarlo durante dos meses, fue tal el éxito que duró más de seis meses”.
Pero, antes de que comenzara a vestirse y actuar como este personaje, inició como payaso de fiestas infantiles, donde se sentía feliz por hacer sonreír a las y los pequeños.
“Antes de comenzar a ser el Cantinflas de Irapuato, fui el payaso Polvorín durante 20 años, después me di cuenta de que en esa época había demasiados payasos y fue cuando decidí cambiar de personaje”.
Confesó que el pedir dinero en los cruceros de la ciudad de Irapuato le produce pena a pesar de que ya ofreció su acto, prefiere en vez de sólo extender la mano, pasa con una bolsa de paletas.
“Empecé a vender varios artículos después de mi último como velador donde por mi padecimiento me despidieron lamentablemente me dio una enfermedad en mis piernas impidiéndole realizar tantas cosas como el buscar otro trabajo y a pesar de esto sigo buscando la forma de ir a los cruceros de la ciudad para seguir mostrando mi acto, paso entre los coches ofreciendo paletas porque me da pena solo extender la mano”.
Explicó que su labor no tiene descanso ya que todos los días desde muy temprano en la mañana sale de su hogar buscando el sustento.
“Trabajo con este personaje los 365 días del año, de mi casa salgo un poquito después de las 6:00 de la mañana y me voy a los semáforos del cuarto cinturón vial dos horas máximo porque mis piernas no soportan más tiempo y después vengo para acá e instalo mi puesto para vender y lo recojo alrededor de las 5:00 de la tarde”.
Entre lágrimas contó que existe mucha gente que no respeta su trabajo, quienes lo agreden tanto verbal como físicamente provocando que se sienta humillado y a pesar de que sabe que al estar expuesto a tantas cosas esto puede seguir ocurriendo, seguirá esforzándose.
“Hace poco al estar en los cruceros un automovilista me golpeó con su vehículo, dio una vuelta y no le importó lastimarme porque le pedí que tuviera más cuidado y todavía me insultó y experiencias así tengo muchas, ya que hay gente que no respeta o les incomoda lo que yo hago y me amedrentan; no me da coraje, en realidad me siento humillado, sé que estoy expuesto a todo pero si me duele”.
Concluyó diciendo que espera que las personas que lo lleguen a ver trabajando en los cruceros o vendiendo que si no le quieren cooperar o comprar lo entiende pero, solo quisiera que se le respete porque su labor no afecta a nadie y lo hace más que nada por necesidad.