Eduardo Mejía, un hombre venezolano, de 39 años, estuvo a punto de morir debido a una negligencia médica de la que fue objeto en su paso por México rumbo a Estados Unidos. Esos son los otros riesgos a los que se enfrentan los migrantes que pasan por el país para tratar de cumplir el llamado “sueño americano”.
En entrevista con El Sol de Irapuato narró su historia de cuando llegó a Huehuetoca, Estado de México, esto en octubre pasado, lugar donde recibió un fuerte golpe que le provocó una hernia testicular, la cual le fue operada por varios practicantes de medicina, quienes casi provocan su muerte por negligencia, dejándole una cicatriz de más de 20 centímetros.
Te recomendamos: Atiende salud estatal a más de mil 700 migrantes en su paso por Irapuato
Eduardo Mejía dijo que no fue hasta que Derechos Humanos analizaron su caso y abogaron a que se volviera a realizar la cirugía, la cual le salvó la vida.
“Llegué el día 28 de octubre a Huehuetoca, Estado de México, en la casa presidencial, donde tropecé con un haitiano y me golpeé con unos funículos en mí testículo, se me inflamó de una manera que no creía posible; por la gravedad de la situación, ese mismo día asistí a un hospital que se encontraba cerca, apenas me vieron y dijeron que la hernia se encontraba estrangulada y al día siguiente me operaron entre 26 doctores, eran aprendices y yo no lo sabía”.
Contó que las y los médicos practicantes realizaron una operación muy invasiva, en la cual algunos órganos estaban fuera de sus lugares y le dejaron una marca de alrededor de 30 centímetros, procedimiento que en lugar de salvarle la vida, lo puso más en riesgo, haciéndolo acreedor a otra cirugía de urgencia.
“Jugaron prácticamente con mi cuerpo, abrieron una tremenda herida que abarca desde arriba de mi ombligo y llega en medio de mi pubis, me movieron todo y dejaron muchos órganos fuera de su lugar y no colocaron una malla necesaria para la curación, me fui a los tres días de la cirugía a la casa del migrante, me recibieron muy bien, pero mi salud iba en declive, el testículo no paraba de crecer, un doctor me revisó y me dijo que la hernia de nuevo se estaba estrangulando y me mandó a que me volvieran a operar”.
Explicó que volvió a asistir al mismo hospital, sólo que esta ocasión junto a personal de Derechos Humanos, quienes realizaron una investigación sobre la primera cirugía que fue completa negligencia y que le dio oportunidad de someterse a la otra intervención quirúrgica, la cual pudo recibir gracias al apoyo de la casa del migrante de Huehuetoca.
Aseguró que la cicatriz que le quedó fue totalmente innecesaria, ya que la abertura necesaria para tratar una hernia es de poco más de 10 centímetros.
“En la segunda cirugía me dijeron que realmente una herida para curar una hernia normalmente abarca una tercera parte de la que me hicieron a mí y lo que me hicieron a mí fue completamente negligente”.
➡ Suscríbete a nuestra edición digital
Agregó que la peor parte del viaje que lleva emprendiendo desde hace poco más de tres meses fue esta situación de salud, la cual comparó con la selva, lugar donde muchos migrantes aseguraron que fue lo más complicado de vivir.
“La gente dice que lo más difícil de un viaje de un migrante es la selva, para mí no fue así, lo más complicado fue el tener que experimentar dos cirugías de urgencia y las consecuencias de la primera operación”.