El señor José María Arroyo, mejor conocido como Don Chema, es un hombre de 60 años que cuenta con discapacidad visual desde hace 18 años. Contó el porqué de su interés por estudiar y cuáles han sido los retos que ha tenido que vivir desde que perdió la vista.
“Me quedé ciego por un accidente de coche, viajaba a alta velocidad y por un bache perdí el control y me impacté contra un árbol; duré tres días en coma y al despertar ya no podía ver nada. Esto fue en Ciudad Juárez”.
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Narró que gracias a una familia pudo llegar al hospital, además de que le dieron asilo en su hogar mientras aprendía a leer y a caminar con ayuda del bastón.
“Una familia cristiana me ayudó a partir de este accidente, me ayudaban a asistir a una escuela donde pude aprender el sistema Braille y el trasladarme con ayuda de un bastón, duré ahí dos años”.
Externó que se sentía triste, ya que nadie de los integrantes de su familia lo ha buscado, unos por la lejanía y otros por intereses de dinero de por medio y por comodidad, debido a que lo veían como una carga.
“Ahora me encuentro solo, mis hijos y mi exesposa se quedaron en Estados Unidos, al principio cuando me deportaron tras el divorcio estaban muy pendientes de mí, pero con el tiempo me fueron olvidando y mis familiares me abandonaron por mi discapacidad”.
Compartió que ya terminó de cursar la preparatoria, después de ocho años por distintas complicaciones, pero aseguró que en el momento en que le entreguen su certificado, buscará la oportunidad de estudiar una carrera enfocada en las humanidades, mientras se encuentra asistiendo al CIVI, donde está aprendiendo a hacer distintas actividades artísticas.
“Actualmente ya terminé de estudiar la preparatoria en el CBTIS, estoy esperando que me entreguen mi certificado para ahora estudiar una carrera, me gustaría trabajar en Recursos Humanos, pero las empresas no quieren arriesgarse al contratar a alguien con discapacidad”.
Añadió que, gracias a su fe católica, ha podido seguir avanzando y agregó que el estudiar le ha ayudado a mantener su mente alejada de pensamientos negativos relacionados a su situación de salud.
“Gracias a Dios y a la Virgen de Guadalupe, me han pasado muchas cosas buenas y por ellos no tengo miedo a salir a caminar en la calle, a estudiar, porque sé que con su bendición las cosas saldrán bien”.
Concluyó compartiendo un mensaje para la gente en general que quieren seguir con sus estudios pero por miedo o desconfianza de sí mismos lo han pospuesto.
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“Me gustaría decirle a las personas que quieren estudiar y temen a no ser capaces de hacerlo, que sean valientes, que se esfuercen, no se rindan”.