Luego de que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pidió un diálogo nacional para atender el tema de la violencia que se vive en el país y los asesinatos de sacerdotes, Enrique Díaz Díaz, el obispo de la Diócesis de Irapuato dijo que es difícil que se concrete este encuentro con las autoridades del gobierno federal, ya que hay cerrazón del presidente Andrés Manuel López Obrador por atender el tema.
Durante su rueda de prensa dominical, Enrique Díaz Díaz dijo que la respuesta de López Obrador al reclamo de los sacerdotes quienes manifestaron que “hacen falta brazos para atajar los balazos” fue muy dura al llamar hipócritas a los jesuitas y a la comunidad judía, lo que pone de manifiesto que hay poca apertura por atender el diálogo que solicita la iglesia católica.
Dijo que el mandatario federal desconoce el trabajo que sacerdotes jesuitas llevan realizando por 40, 50 ó 60 años en las comunidades más pobres del país, y que por ello es complicado que se dialogue con las autoridades federales para buscar soluciones a la problemática de inseguridad.
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"Quizás no se espere un diálogo tan formal, porque parecería que sí hay cerrazón, la respuesta muy dura del presidente al reclamo sobre todo de los jesuitas que en su dolor exclaman que nos faltan brazos para atajar los balazos".
Destacó que los obispos del país siguen apostando al diálogo y a la reconciliación para encontrar un ambiente de paz y no un ambiente de confrontación, por lo que están a la espera de que haya disposición de las autoridades federales para poner en la mesa los temas de inseguridad y darles solución.
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Refirió que ante los hechos de violencia que aquejan al país no seguirán callados, pues es evidente que cientos de personas en todo México han perdido la vida en hechos violentos y dijo que no serán omisos en el asunto de la violencia.
"El presidente, lejos de reconocer la heroicidad de estos jesuitas, se pone a decir otras cosas, sin embargo, como obispos tendremos que apostar siempre al diálogo y a la reconciliación y tendremos que apostar también a que se haga un ambiente de búsqueda de paz, no un ambiente de confrontación, pero sí un reconocimiento de lo que está sucediendo, no podemos seguir callados cuando corre tanta sangre, no podemos seguir como si nada pasara cuando nuestro hermano está tirado".