¿Te has preguntado cómo es la infancia migrante? Más de 100 niñas y niños de distintos países centroamericanos y sudamericanos llegan al municipio de Irapuato cada tres días, personas de corta edad que han tenido que soportar cientos de experiencias difíciles durante su viaje junto a sus seres queridos, pero a pesar de esto, muchos mantienen el buen ánimo, ya que se sienten arropados por la gente de su alrededor y por las y los irapuatenses que los han apoyado, como es el caso de Valentina, una pequeña de 9 años de origen venezolano compartió que sido muy duro para ella desde que salió de su hogar, ya que su abuela tuvo un accidente que la ha dejado en cama y su hermano pequeño también sufrió una herida debido al tren.
“Ha sido muy difícil desde que salimos de Venezuela, estoy muy triste porque mi abuelita no está con nosotros, la tuvieron que llevar a otro lugar para que pudiera estar mejor, la extraño mucho pero sé que está bien en dónde está”.
Valeria mencionó que lo que más le ha hecho sentir mal es que no ha podido entablar una amistad duradera, esto porque ella lleva al menos un mes esperando en el municipio y los demás niños se van a los pocos días de haber arribado Irapuato.
“La verdad lo que más me ha costado es poder hacer amigos, porque como yo ya tengo mucho tiempo aquí, todos los demás niños se van más pronto que yo, pero me siento feliz porque tengo a mi mamá, a mi papá y a mi hermanito”.
Por su parte Dominic, un pequeño de tan solo siete años de Ecuador, contó que a él no se le ha hecho difícil caminar mucho tiempo o viajar en el tren, porque sabe que sus papás lo cuidan, solo que se ha puesto muy triste cuando recuerda todos los juguetes que tenía antes de irse de ecuador, ya que los tuvo que regalar para poder viajar más ligero.
“Ya casi no juego, porque mis papás me dijeron que no podía llevarme todos mis juguetes, la verdad me puse muy triste, pero aquí me han dado muchas pelotas y me siento feliz porque hay muchos niños que quieren ser mis amigos y con los que puedo jugar”.
“Yo nací y crecí con muchas bases, siempre me educaron muy bien, a no robar y a no mentir, tampoco a golpear a las mujeres y a valorar las cosas, gracias a mi mami estoy aquí”.
- Gabriel de siete años nacido en Venezuela, tiene tres meses que emprendió el viaje junto a su madre y comentó que su sueño es llegar hasta los Estados Unidos para poder descansar cómodamente en una cama y también retomar sus estudios.
“Queremos llegar a Estados Unidos, pero aquí he estado muy bien, porque todas las personas son amables con nosotros, nos dan comida y juguetes, aunque ya me gustaría llegar allá para poder descansar en mi cama, para poder regresar a la escuela y para que mi familia no pase necesidades”.
Noemí Estrada, integrante del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), quien ha prestado sus servicios desde el mes de febrero, contó que a escuchado muchas experiencias tristes de las y los niños a los que les da clases debajo del puente siglo XXI, además, agregó que el estar presentes pueden ayudarlos a despejar sus mentes.
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“Trabajar con los niños ha sido muy bonito, pero también nos provocan muchos sentimientos, a lo largo de su camino han presentado muchas dificultades, desde que casi no comen, que se enferman muy seguido, hemos escuchado que han secuestrado a familiares, han visto a sus papás ser golpeados por la migra o ellos mismos están muy lastimados por el subirse al tren, sentimos que el estar aquí los ayudamos a despejarse”.