Rosa Rivera Núñez, con más de 30 años en el comercio, sigue preservado la tradición de preparar calabaza y camote endulzados, un dulce típico que aprendió a elaborar de sus padres y abuelos, dijo que este delicioso antojo es elaborado a base de azúcar y piloncillo y puede acompañarse con leche, siguiendo las recetas de antaño transmitidas de generación en generación.
Este dulce nos da sustento, comenta Rosa Rivera, y esperamos que nuestros hijos y los hijos de sus hijos mantengan viva esta tradición, que para nosotros representa más que un simple negocio, es un noble trabajo que queremos preservar en familia por muchos años más.
A pesar de su delicioso sabor, señala que el dulce de calabaza y camote sigue atrayendo principalmente a los adultos, por qué lo digo, porque para los jóvenes prefieren más las frituras con cueritos o los dulces con chamoy y no les llama la atención algo como este dulce tradicional, menciona entre risas.
“Pero les aconsejaría que se den la oportunidad de probarlo y descubrir ese sabor tradicional, que dejen por un momento esas frituras y se acerquen a lo que elaboramos aquí nuestra cultura”.
También, agregó que aunque el dulce de calabaza y camote se vende todo el año, pero su demanda aumenta en la temporada de Día de Muertos sobre todo, mucha gente lo coloca en sus altares, recordando a sus seres queridos a quienes les gustaba comprar este característico dulce, porque es una tradición que forma parte de la celebración y la memoria de nuestros difuntos en esta temporada tan especial, en que se les recuerda.
Este dulce típico mexicano, que se convierte en protagonista durante esta temporada, no solo representa una tradición, sino un vínculo con el pasado y una forma de honrar el legado de quienes nos enseñaron a preparar y disfrutar estos sabores únicos.