De noviembre del año pasado a la fecha, más de siete hectáreas del Cerro del Sombrero y del Cerro de Los Negros, pertenecientes a la capital del estado, han sido deforestadas y lugareños piden la intervención de autoridades para poner a salvo las otras 40 hectáreas que aún se encuentran intactas, pero de las que aseguran están en riesgo de ser dañadas por las personas que buscan cultivar en las faldas de esa zona serrana.
El Cerro del Sombrero y el Cerro de Los Negros son un santuario de aves y hábitat de especies como zorras, zorrillos, cacomixtles, armadillos y zarigüeyas. La reserva natural se ubica en una zona aledaña a la presa La Purísima y habitantes de Guanajuato capital dieron a conocer a Organización Editorial Mexicana que en los últimos seis meses han sido deforestadas más de siete hectáreas.
Eugenia Gutiérrez, habitante de la zona, dijo que dichos cerros conforman el único bosque tropical caducifolio que hay en la capital del estado y que está siendo deforestado inmoderadamente, ya que algunos lugareños buscan abrir espacio para dar paso al cultivo de productos agrícolas.
“En muchos años no habíamos visto tanto daño ecológico, como el que hoy tenemos aquí. Cada vez se extiende la deforestación, primero eran tres hectáreas y ahora van siete, se atenta contra un área natural protegida, se quita el hábitat de la fauna y talan árboles, que son imanes para atraer el agua”.
Asimismo, dijo que una de las zonas con mayor daño ecológico del Cerro de El Sombrero por la deforestación es la parte que está a las orillas de la presa La Purísima, donde años atrás fueron talados árboles para construir un restaurante y detonar el turismo en la zona; sin embargo, la oportuna intervención de ecologistas los obligó a detener la de deforestación.
Eugenia Gutiérrez destacó que cada vez se acrecienta más el daño ecológico, pues a principios de año, las afectaciones sólo estaban en un promedio de tres hectáreas y ahora son siete. Explicó que en el Cerro del Sombrero se ha registrado un ecocidio con la tala de árboles de las especies palo blanco, palo prieto, huizaches, garambullos, mezquites y cazahuates y, pese a las denuncias que han sido puestas ante las autoridades ambientales, no se ha puesto un alto.
Dijo que ese tipo de árboles desempeñan un papel fundamental en el ecosistema de la zona, pues son los que atraen las lluvias y con la tala inmoderada que se lleva a cabo se está dando pie a que los tiempos de sequía se agudicen.
Eugenia Martínez denunció, además, que se han registrado incendios provocados en la zona de nopales y otro tipo de cactáceas, sin importar el daño ocasionado, ya que son áreas a las que les costará más de 30 años recuperarse de la deforestación.
“Se tiene una gran diversidad de vegetación, garambullos, mezquites, cazahuates, huizaches, arboles de Palo Blanco de Palo Prieto y este daño ecológico no debemos permitir que continúe, porque son áreas que ya están dañadas y que les llevará más de 30 años recuperarse”.