Cuesta 175 mil pesos “revivir” una hectárea dañada por huachicol

Oscar Reyes Rodríguez

  · sábado 25 de agosto de 2018

Hasta 25 años tarda en retirarse lo contaminado de un terreno cultivable. / Foto: Marco Bedolla / Sol de Irapuato.

IRAPUATO, Gto.- Cuando un derrame de combustible ocurre en un terreno de cultivo, la tierra queda en un estado casi de agonía, pues para que pueda recuperar sus nutrientes deben pasar unos 25 años para que vuelva a quedar ideal para sembrar.

José Víctor Tamariz Flores, investigador del posgrado de Ciencias Ambientales del Departamento de Investigación de Ciencias Agrícolas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y uno de los estudiosos en el país de los daños causados por los derrames de combustible en terrenos de cultivos, asegura que aunque existen técnicas para recuperar los nutrientes de las tierras en un periodo de tres a cinco años, hay dos problemas importantes a sortear: el primero, que durante ese tiempo la tierra queda inservible para sembrar; lo segundo, el alto costo que representa sanear esas tierras, de hasta 175 mil pesos por hectárea.

“Se trata de costos poco accesibles para los campesinos, pues muchos de ellos enfrentan un problema con los precios de los granos que producen en su mayoría de esos terrenos dañados. 175 mil pesos es el estimado para lograr aplicar las técnicas que permiten recuperar los nutrientes de la tierra en una hectárea”, dice el investigador, quien incluso mereció que su investigación fuera publicada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Pero, ¿cuáles son los daños causados por los derrames de combustibles? Existen por lo menos cinco tipos de afectaciones: incapacidad de los suelos de retener agua, puesto que por el compuesto químico del combustible hace que el agua no pueda filtrarse hacia la tierra. Otra es que a raíz de los gases derivados del azufre, óxidos e nitrógenos y dióxido de carbono afecta el crecimiento de las plantas, pues se aumentan los gases de efecto invernadero en la zona afectada.

Otra afectación más es que debido a que para hacer una toma clandestina, los huachicoleros hacen una especie de cunetas donde el combustible comienza a concentrarse, para que mediante garrafas sea comenzado a almacenar en contenedores.

“Y eso sin contar los derrames masivos que generan las grandes fugas, las explosiones de ductos que hacen que la tierra se erosione y que además hacen que tanto ese fuego como el combustible que llega a las plantas crecidas se mueran de forma instantánea”, refiere el investigador poblano.


Guanajuato, líder nacional en derrames


De acuerdo con un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del sector Hidrocarburos contenido en la Plataforma Nacional de Transparencia, de 2015 a 2017 hubo dos mil 416 fugas de hidrocarburo en todo el país, con una afctación total de 680 mil metros cuadrados, es decir, unas 68 hectáreas.

De esos derrames, mil 581 ocurrieron en Guanajuato, con una superficie dañada de 140 mil metros cuadrados, es decir, unas 14 hectáreas.

Las propias autoridades difieren en el número de hectáreas afectadas por derrames de combustibles. Por ejemplo, en Puebla, el delegado de la Sagarpa dijo que tenían ellos el reporte de que había unas cinco mil hectáreas afectadas en ese estado.

Mientras tanto, en Guanajuato, el exdelegado de la Sagarpa, Víctor Hugo Pineda Martínez, declaró en enero de 2018 que había unas tres mil hectáreas con afectaciones causadas por derrames de combustibles en el estado.

Si se suman esas hectáreas, se estaría hablando de nueve mil hectáreas, cuyo costo de recuperación sería de mil 575 millones de pesos, casi el presupuesto anual que recibe un municipio como Irapuato.

El investigador del Centro de Investigaciones Avanzadas del Instituto Politécnico Nacional, Raúl Cervantes Dávalos, asegura que así sean tres metros cuadrados los afectados, “es un dineral para los campesinos el poderles regresar sus nutrientes a esas tierras”.

“Parecieran pocas 14 hectáreas dañadas las que hay en Guanajuato, pero cuando se trata de repararlas no son poca cosa. Si se toma en cuenta que a cada una para resarcir el daño que tuvo se le invierten 175 mil pesos son casi dos millones y medio de pesos, dinero que ni todos los campesinos guanajuatenses podrán juntar.


Lenta recuperación


Raúl Cervantes Dávalos explica que hay varios procedimientos para resarcir los daños en terrenos afectados por el huachicoleo.

El primero, es solidificar la humedad que dejan los derrames de combustibles en las tierras, proceso que tarda hasta un año en poder lograr hacer piedra el combustible que queda en la tierra.

“Es como cuando cae grasa a la ropa, por más agua que le pongas, no se quita la mancha hasta que pasan unas 10, 15 lavadas. Lo mismo pasa aquí, se tiene que hacer sólido ese combustible, se tienen que extraer los gases que hay en la zona y después viene un proceso de lavado del terreno, para decirlo en términos coloquiales”.

Por ello, explica el investigador Cervantes Dávalos, “es que Pemex rehuye de su responsabilidad de reparar los daños que las tomas clandestinas que hacen de sus ductos, porque les cuesta más fácil gastar en abogados, que invertir en su compromiso social de reparar los daños ambientales que causan los derrames de sus ductos”.