A sus 61 años, José María Arroyo Rivera, conocido como "Chema" en el asilo Casa Hogar La Paz, ha cumplido una meta más, terminar la preparatoria, lo más destacable es que lo ha logrado a pesar de su discapacidad visual, demostrando que las barreras son solo un obstáculo más que puede ser superado con dedicación y esfuerzo.

Él tiene 11 años en este asilo, desde que su familia lo trasladó y personal del Dif de Guanajuato, aunque con tiempos difíciles para mí nunca me desanime, soy discapacitado visual, pero con grandes metas, sé que estoy en un asilo, pero todavía me siento independiente.

Chema, en una entrevista para El Sol de Irapuato, compartió su orgullo y alegría por haber concluido sus estudios, un logro que para él representa mucho más que un certificado. "No es fácil, especialmente con mi discapacidad visual, pero nunca dejé que eso me detuviera, siempre quise superarme académicamente y lo logré, mi ceguera no iba a ser un obstáculo para alcanzar este objetivo", comentó emocionado, ahora, su mirada está puesta en la universidad, donde espera ser asignado a una carrera profesional.

José María narró cómo fue su experiencia al cursar la preparatoria en el CBETIS de Irapuato. "Me tomó seis años concluirla, al principio, yo me iba solo a la escuela, pero después la señora Mari, esposa de un amigo conocido como 'El Güero', me ayudaba con los traslados, sin embargo, por sus compromisos laborales y familiares, dejó de poder apoyarme, lo que me hizo sentir muy triste en su momento".

Pero la vida le ofreció otra solución, una trabajadora del asilo del área de costura le sugirió una nueva ruta, me dijo que justo afuera pasaba la ruta 32, que me dejaba frente a la escuela y me dijo que como le iba a hacer, le respondí que me iría solo, y así fue, empecé yendo todos los días, luego cada tercer día, y finalmente dos días a la semana, sin embargo, por cuestiones de seguridad, la directora del CBETIS decidió que Chema terminara sus estudios desde el asilo, utilizando una tableta especial para estudiar los últimos cuatro módulos. "El profesor venía al asilo para aplicarme los exámenes", agregó.

También recuerda cómo organizaba su día para poder asistir a la preparatoria. "Salía del asilo a las 8:30 de la mañana para llegar a la escuela a las 10 y mis clases terminaban a la 1, pero me quedaba hasta las 2 antes de regresar en autobús. Así fue durante cuatro años y medio", relata, a pesar de las dificultades, su tenacidad lo llevó a completar su educación.

"Cuando se quiere, se puede", afirma convencido, "A muchas personas les cuesta memorizar, pero yo me apoyé en escuchar los módulos una y otra vez, memorizar lo que más podía fue clave para cuando llegara el examen, así podía recordar las respuestas correctas y avanzar".

Por su parte, José María envía un mensaje a todos aquellos que sueñan con estudiar, pero piensan que es demasiado tarde o difícil, "Nunca pierdan sus ilusiones, si quieren estudiar, háganlo, siempre hay tiempo y el conocimiento es invaluable, mantener la mente ocupada en algo positivo y provechoso es clave para salir adelante.

Aunque aún está esperando la asignación de su carrera universitaria, ya tiene algunas preferencias. "Al principio quería estudiar Filosofía y Letras, que forma parte del área de Humanidades, pero también me interesan Recursos Humanos. Comentó

Ahora, solo le queda esperar la decisión del profesor Armando Sandoval, quien será el encargado de guiarlo en la elección de su carrera. "Él me va a indicar las opciones para la universidad, y estoy listo para seguir adelante con la ayuda de Dios".

Lleno de optimismo y gratitud, esperando que pronto le entreguen su certificado de preparatoria para formalizar su ingreso a la Universidad de Guanajuato, donde ya ha presentado una constancia provisional, la universidad ha trabajado con personas con discapacidades visuales antes, así que sé que habrá opciones para mí", concluyó.

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La historia de Chema es un ejemplo de perseverancia y superación personal, una inspiración para todos aquellos que creen que nunca es tarde para cumplir sus metas y sueños.