/ miércoles 29 de mayo de 2024

Dan último adiós a Manuelito, ayudante de transportista que fue asesinado en Irapuato

Siempre fue entregado a su trabajo en unidades del transporte público, desde los cinco años empezó a ganarse el cariño de transportistas que lo despidieron en caravana

IRAPUATO, Gto.- Entre oraciones, aplausos y una caravana, familiares y amigos de Manuelito, quien fuera asesinado por presuntos asaltantes cuando limpiaba el camión de transporte donde trabajaba como ayudante, fue despedido; el joven siempre fue conocido por su entusiasmo por los camiones, el cual lo acercó a su trabajo desde la niñez.

Amigos y familiares llenaron de arreglos florales el lugar.

Juan Manuel Martínez tenía 23 años, pero familiares señalaron que siempre lo vieron como a un niño, con sueños, ilusiones y entusiasmo. Su amor siempre fueron los camiones, encontró su lugar ayudando a choferes del transporte público de Irapuato.

Te recomendamos: Indagan asesinato de ayudante de transportista en Irapuato

Nunca fue bueno para eso de la escuela, él era un niño especial y tenía ese don de trabajar en el transporte”, aseguró su tío, quien explicó que Manuelito era un joven con discapacidad, pero eso nunca lo detuvo, sólo lo hizo conservar su alegría e inocencia, tal como si fuera un niño.

Transportistas apoyaron e hicieron una caravana para darle el último adiós.

Su tío relató que la primera vez que supieron sobre el amor de Manuelito por los camiones fue cuando cursaba el kínder, que estaba en el entonces Parque de Convivencia, sus padres recibieron una llamada para decirles que Manuel no estaba en la escuela, que se había salido a la bahía de autobuses y abordó uno, solo llegó a su casa; a partir de ahí empezó a buscar acercarse a choferes de la cooperativa en Arandas y ya más grande empezó a trabajar como ayudante.

El Templo del Sagrado Corazón se llenó de quienes apreciaban a Manuelito.

Es por eso que, para darle el último adiós, acudieron varios transportistas que brindaron el apoyo para que todos los que querían a Manuel pudieran acudir a misa, desde su velación hicieron caravanas con carros, camiones y motocicletas.

El ataúd blanco de Manuelito fue adornado con una gorra blanca y una figura de un camión de transporte público, decenas de arreglos florales llegaron para él y todos oraron por su eterno descanso, la misa fue oficiada en el Templo del Sagrado Corazón, al final el féretro salió y lo despidieron con un minuto de aplausos.

El tío de Manuelito señaló que lo único que pineda las autoridades es que tomen cartas en el asunto para que el responsable de la muerte de “su niño” sea llevado ante la justicia.

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Y así fue, Manuelito se ganó el aprecio de decenas de choferes del transporte público de la ciudad, y murió protegiendo su unidad y a las personas que estaban con él, el hecho aún sigue siendo investigado para dar con los homicidas.

IRAPUATO, Gto.- Entre oraciones, aplausos y una caravana, familiares y amigos de Manuelito, quien fuera asesinado por presuntos asaltantes cuando limpiaba el camión de transporte donde trabajaba como ayudante, fue despedido; el joven siempre fue conocido por su entusiasmo por los camiones, el cual lo acercó a su trabajo desde la niñez.

Amigos y familiares llenaron de arreglos florales el lugar.

Juan Manuel Martínez tenía 23 años, pero familiares señalaron que siempre lo vieron como a un niño, con sueños, ilusiones y entusiasmo. Su amor siempre fueron los camiones, encontró su lugar ayudando a choferes del transporte público de Irapuato.

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Nunca fue bueno para eso de la escuela, él era un niño especial y tenía ese don de trabajar en el transporte”, aseguró su tío, quien explicó que Manuelito era un joven con discapacidad, pero eso nunca lo detuvo, sólo lo hizo conservar su alegría e inocencia, tal como si fuera un niño.

Transportistas apoyaron e hicieron una caravana para darle el último adiós.

Su tío relató que la primera vez que supieron sobre el amor de Manuelito por los camiones fue cuando cursaba el kínder, que estaba en el entonces Parque de Convivencia, sus padres recibieron una llamada para decirles que Manuel no estaba en la escuela, que se había salido a la bahía de autobuses y abordó uno, solo llegó a su casa; a partir de ahí empezó a buscar acercarse a choferes de la cooperativa en Arandas y ya más grande empezó a trabajar como ayudante.

El Templo del Sagrado Corazón se llenó de quienes apreciaban a Manuelito.

Es por eso que, para darle el último adiós, acudieron varios transportistas que brindaron el apoyo para que todos los que querían a Manuel pudieran acudir a misa, desde su velación hicieron caravanas con carros, camiones y motocicletas.

El ataúd blanco de Manuelito fue adornado con una gorra blanca y una figura de un camión de transporte público, decenas de arreglos florales llegaron para él y todos oraron por su eterno descanso, la misa fue oficiada en el Templo del Sagrado Corazón, al final el féretro salió y lo despidieron con un minuto de aplausos.

El tío de Manuelito señaló que lo único que pineda las autoridades es que tomen cartas en el asunto para que el responsable de la muerte de “su niño” sea llevado ante la justicia.

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Y así fue, Manuelito se ganó el aprecio de decenas de choferes del transporte público de la ciudad, y murió protegiendo su unidad y a las personas que estaban con él, el hecho aún sigue siendo investigado para dar con los homicidas.

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